Ahora que estoy en pleno proceso de adelgazamiento (intentándolo) estoy en búsqueda y captura de hacer las recetas de mi menú un poco más sabrosas.
En estas que tenía planificado chuletas para comer y se me ocurrió adobarlas, a mi manera por supuesto (como casi siempre glups) y este ha sido el resultado.
Adobar en sumergir un alimento crudo en un líquido que le de sabor. Lo más normal es que lleve pimentón, pero yo como se trataba de cordero que tiene un sabor más fuerte que otras carnes, decidí no ponérselo.
Los adobos los podéis hacer de mil maneras, a vuestro gusto, incluso ir probando formas diferentes de hacerlo, cambiando hierbas, en vez de poner vino tinto ponerlo blanco, o vino dulce, o incluso sin vino.
El gran secreto es el tiempo, un adobo no se puede hacer en un ratito, cuanto más tiempo lo tengamos macerando más absorberá el sabor, lo mejor sería de un día para otro (siempre tapado con film y en la nevera).
Venga que os cuento como lo hice yo en este caso.
INGREDIENTES:
50 ml de aceite de oliva virgen extra
100 ml de vino tinto
1 cucharadita de tomillo
1 cucharadita de romero
1 cucharadita de orégano
1/2 cucharadita de sal
Chuletas de cordero
Picada de ajo y perejil
ELABORACIÓN:
En un bol mezclamos el aceite, el vino, el tomillo, el romero, el orégano y la sal.
En una bandejita ponemos las chuletas y le echamos por encima el adobo que acabamos de preparar, procuramos que quede todo bien cubierto con el líquido.
Tapamos con papel film y lo ponemos en la nevera, lo ideal es que esté 24 horas, pero con unas 6 horas ya es suficiente.
Cuando haya pasado ese tiempo las pondremos en una sartén a freír, no hace falta poner aceite, con el del adobo tendremos suficiente, y le añadiremos la picada de ajo y perejil.
Y esto es todo por hoy.
Nos veremos de nuevo el jueves con una nueva sección, lo siento pero os lo contaré el mismo día, así mantengo la emoción, jejeje.
Mientras tanto nos podemos ver a través de las redes sociales.
Un beso enorme a todos/as.