Hace mucho que os debía un post de macarons, seguro que estáis cansados de ver como subo fotos en facebook e instagram y cuando venís al blog no encontráis ninguna receta.
No quería explicaros la receta básica de macarons porque hay miles y seguro ya las habéis probado, a algunos seguros os habrán salido y otros estaréis desesperados.
Lo que si quiero traeros es la receta que mejor me funciona y con la que podéis hacer muchas variaciones.
Hacer macarons no es tarea fácil, hay que hornear muchas, muchísimas veces, cometer infinidad de fallos y apuntarlos todos y cada uno de ellos.
Los que salen bien y los que no, por supuesto.
No desistáis porque los macarons requieren mucha constancia y os aseguro que la primera vez que veis crecer vuestros macarons en el horno y veis que están saliendo, es toda una gozada, os aseguro que el sentimiento que tenéis de victoria no se paga con nada.
Vuelves a repetir la experiencia y salen, no te lo crees y los vuelves ha hacer y sorpresa!!!! Vuelven a salir!!!! Ya los tienes controlados.
A partir de ese momento no vais a saber si os gusta más comerlos o hacerlos.
La receta de hoy es una de mis favoritas y en la misma coquille vamos a añadir ralladura de Naranja Sanguina.
Ingredientes:
65 gr claras de huevo
65 gr de harina de almendra
110gr de azúcar glas
20gr de azúcar blanco
5 gr de ralladura de naranja sanguina
¼ tsp de albúmina
Colorante amarillo
Colorante rojo
Rallamos 5 gr de naranja sanguina y la introducimos en el microondas calentándolo durante 1 minuto a potencia media-alta.
Lo sacamos del microondas y por encima le ponemos papel de cocina, apretando un poquito; para que le quite la humedad.
Reservamos
Tamizamos la harina de almendra con el azúcar glas, las veces que sea necesario hasta que quede un polvo fino. Yo lo paso por la picadora 15 segundos, remuevo, pico 15 segundos más y después y tamizo dos veces.
Reservar.
En un bol aparte pondremos las claras de huevo con la albúmina y empezaremos a batir para montar el merengue. Montar a velocidad baja para que coja aire (se creen las burbujas) y cuando haya muchas le añadimos el azúcar blanco, subimos un poco más la velocidad y así progresivamente para compactar las burbujas de aire que ya hemos cogido.
Hemos de crear un merengue fuerte (como una espuma de afeitar) pero no seco, lo suficientemente estable y duro como para poder trabajar con el él macaronage tranquilamente.
Una vez lo tengamos añadiremos el colorante, dos gotas de naranja y una de rojo, y batiremos lo justo para que coja el color.
Ahora le toca a nuestro querido macaronage.
Añadimos al merengue la mezcla de almendra en dos veces.
Iremos con una espátula dura, haciendo movimientos envolventes para ir mezclando el merengue con la almendra, movimiento envolvente, movimiento de abajo arriba, envolvente, abajo arriba y así sucesivamente.
Ya veréis que empiezan a formarse como bolas imposible de que se deshagan, vosotros seguir que si lo harán.
Cuando ya casi se haya integrado la almendra añadiremos el resto de la mezcla de almendra y la ralladura de naranja sanguina y volveremos a nuestros movimientos de macaronage hasta que se haya integrado el todo y quede una masa granulosa.
A partir de ese momento iremos haciendo solo movimientos envolventes y cada 2 o 3 movimientos iremos levantando las espátula para comprobar como cae la mas en el bol. Tiene que caer de una manera densa y seguida pero que se vaya cortando la tira cada( mas o menos) unos 3 segundos.
Eso es el punto lava, ese es el momento en el que tenéis que rellenar la manga pastelera, preparada con la bóquilla redonda número 12.
Cuando dominéis el punto lava atreveros a dar un par de vueltas más a la masa buscando el punto cinta (cuando la masa al caer no se corta pero aun es densa) ese es el punto correcto pero para ello tenéis que dominar el punto lava ya que si os pasáis de cinta se os quedara la masa líquida y los macarons no os saldrán.
Escudillar los macarons en vuestra bandeja de horno con la manga pastelera perpendicular a 90 grados, no los hagáis muy grandes, yo cuento hasta tres mientras aprieta la manga para que más o menos salgan iguales.
En la bandeja de horno recordar poner papel de horno, silpat o tefón (mi favorito) según el material que utilicéis cambiara el aspecto del pie del macaron, aunque ese no sea el único motivo.
Dejamos secar el macaron, esto puede llevar de 1 a varias horas según la humedad del ambiente, tener paciencia.
El macaron ha de crear una capa entre fina y gruesa a la que el dedo no se pegue, ya veréis que el macarons asa de brillante a un color mate.
Una ve secos los horneamos a 150 grados unos 13 -14 minutos.
Esta es la referencia básica del horneado pero según el horno puede variar la temperatura y el tiempo, probar sin miedo hasta que encontréis vuestro punto.
Pegaros al horno para ver el proceso y apuntar lo que pasa en cada minuto de horneado, os aseguro que os servirá de mucho para controlarlos.
Una vez pasado el tiempo abrir la puerta del horno y tocarlos, casi no se mueven o se mueven? Ya están listos, sacarlos del horno y deja que se enfríen en la misma bandeja del horno, así acabara de sellarse la base de las coquilles.
Cuando estén fríos, solo entonces, con mucha delicadeza despegarlos de la base que hayáis utilizado, cuanto mejor hechos están, menos cuesta despegarlos, si se pegan les faltaba un minuto más de horneado, apuntalo para la siguiente horneada.
Guardarlos en un recipiente hermético y a la nevera 24-48 horas para que adquieran la verdadera textura del macaron.
A mi recién horneado me encantan jejeje.
Rellenarlos con una Buttercream a la que añadiréis un par de cucharadas de zumo de naranja sanguina y ya veréis que delicia, son increíbles!!!
Si queréis hacer macarons normales seguir todos los pasos de la receta quitándole la ralladura de naranja y ya la tenéis.
Los macarons se pueden congelar, muy importante para hacerlos con antelación a que si?
Probarlos y contarme y cualquier duda ya sabéis que podéis preguntarme, estaré encantada.
Mil besos dulces.