Pero antes de ver cómo hacerlo vamos a preguntarnos: ¿a qué se debe toda está pérdida de comida? Muchas de las razones vienen de los primeros pasos de la cadena alimentaria: acciones de proveedores, recolecciones cuando no toca, condiciones climáticas, pérdidas en el almacenamiento…
Sin embargo, también hay una parte importante que atañe a los hogares, que, tal y como indica el informe de la FAO, se suele dar por una mala planificación de las compras, la adquisición de productos en exceso, olvidos y un mal almacenamiento.
Sabiendo esto, vamos a ver qué podemos hacer en casa para evitar o reducir este desperdicio y, de paso, ser un poco más eco friendly:
1. Planificar las comidas. Está claro que esta debe de ser la primera de las acciones, ya que su repercusión será clara: controlaremos mejor lo que compramos; no caeremos en el error de olvidar alimentos que acaban caducados al fondo del armario; podremos planear qué alimentos de los perecederos hay que hacer antes y cuáles aguantan más… Ni qué decir que resulta mucho más saludable.
2. Comprar con lista y nunca con hambre. Elegir la forma y el modo en que se compra influye mucho en la alimentación que consumimos y, también, que dejamos echar a perder… Por ejemplo, si vamos antes de comer, el hambre hará que todo a nuestro alrededor se convierta en un capricho. Acabaremos con un carro repleto de productos que no necesitamos (y a veces no tenemos tiempo de consumir), un ticket muy engrosado, una despensa más insana y alimentos olvidados con el tiempo. Por ese motivo, a la vez que planeamos las comidas, vamos a realizar una buena lista detallada de la compra, que seguiremos al pie de la letra. En este sentido, la compra por Internet puede ser un buen recurso.
3. Orden en el almacenamiento. Tener la despensa y la nevera ordenada y organizada es también clave a la hora de no olvidar alimentos. Un buen truco es poner delante los que tengan la fecha de caducidad más reciente. Venga, reconócelo, ¿a que tú también has encontrado alguna vez una lata de conserva caducada hace años al fondo de la despensa? Y mira que son alimentos con muchísimo margen…
4. Atento a las ofertas. Una gran cantidad de alimentos desperdiciados son fruto de los productos frescos que no se venden en los supermercados. Por eso, muchas cadenas optan por rebajar los precios de los que tienen una caducidad muy reciente, de un día para otro. Así, al comprarlos no solo ahorrarás en la compra semanal, sino que evitarás que acaben en el cubo de la basura.
5. Apps contra el desperdicio. Actualmente existen varias aplicaciones destinadas a evitar la pérdida de alimentos. Restaurantes, supermercados, panaderías y otro tipo de establecimientos se acogen a ellas para poner a precios muy reducidos packs con la comida que les sobra al final del día y que va a acabar en el contenedor de la basura. Así, empieza a usarla y verás todo lo que ahorras y lo mucho que aportas.
6. Recetas de aprovechamiento. Antes de tirar, mira si puedes utilizar de otra forma… Pan duro que se convierte en un pudin; plátanos demasiado maduros que pasan a endulzar un rico bizcocho; restos de verduras que empiezan a pasarse convertidas en un rico y sano puré; deliciosos caldos caseros hechos con los restos del pollo asado; croquetas con lo que ha sobrado del cocido… ¡Ah! Y lo mismo ocurre cuando vamos a un restaurante. Nada de tirar, si sobra, pide que te lo pongan para llevar.
7. Escoger cadenas agroalimentarias que ahorran intermediarios. Y es que estos modelos de negocio reducen las pérdidas en el traslado, la venta, la recolecta...
8. Congelar. Has hecho la compra un poco a lo loco y no te da tiempo a consumirlo todo… Qué suerte que podemos contar con el congelador. Eso sí, es un error muy común creer que en el congelador todo tiene una duración ilimitada y casi olvidarnos de que está ahí… Por eso, es importante controlar también qué tenemos en él, así como indicar en el envase la fecha en la que lo congelamos.
9. La estética no lo es todo. Es muy común que, al comprar fruta o verdura, nos dejemos llevar por la estética, buscando esa manzana perfecta. Y esto es un error. La calidad de los productos no depende siempre de su aspecto, y esta práctica hace que muchos de esos alimentos ‘feos’ acaben en la basura.
10. Diferenciar entre caducidad y consumo preferente. Cuando un producto ha llegado a su fecha de consumo preferente, no quiere decir que esté malo, se puede consumir aún, así que no lo tires.
Esperemos que estos consejos para reducir el desperdicio de alimentos te hayan resultado útiles. Nos vemos en el próximo post de Vivienda Saludable.