A pesar del tiempo transcurrido, ella podía recordar perfectamente los sonidos, los olores... Como agua para chocolate. (Laura Esquivel)
Echemos la vista atrás y recordemos. Yo aún guardo en mi memoria aquella época en la que en la cocina de mi madre no había microondas, ni horno, incluso aunque parezca mentira, no tenía frigorífico ni tan siquiera nevera ¡ Y mucho menos, por supuesto, vitrocerámica! ¿Qué artilugio se inventará en un futuro quizás ya no tan lejano?.
El imparable caminar del progreso fue sustituyendo la hornilla de carbón de mi abuela, por el pequeño hornillo de petróleo de mi madre, ¡Menudo invento! Sólo había que prender la mecha y tener lleno el depósito y estaba todo solucionado; en pocos años quedó obsoleto aquel hornillo de color azul metalizado tras el increíble invento de la cocina de butano, todo un avance tecnológico con respecto a la cocina de mi abuela alimentada por el negro picón, avivado las brasas del fuego por el ir y venir del aire que con ímpetu movía el soplillo de esparto con aquella energía vital que ponía mi abuela en el intento a la hora de preparar cualquier potaje.
En aquellos mis primeros años cerca de los fogones de mis mayores, comprendí y aprendí que la cocina era arte, requería tiempo, dedicación, mucha calma para cocinar y ante todo paciencia; con el paso del tiempo todo ha cambiado en la cocina, pero no hay que olvidar que mientras sepamos recuperar, redescubrir o descubrir y conservar los sabores, la evolución de la cocina siempre será positiva, no sólo por la tecnología en sí, sino por las enseñanzas de aquellas personas que nos precedieron y que nos dejaron un legado que ha ido pasando de generación en generación; riqueza intangible de la cultura de una tierra.
Uno de los cambios más considerables es la conservación de los alimentos, éstos se estropeaban si no se utilizaban en su momento. Existían fórmulas para conservarlos: el salazón, el escabechado, el secado, etc., fórmulas, que a pesar de que ya cada casa, en cada cocina existen frigoríficos y congeladores, se siguen practicando.
No obstante, no hay que olvidar que en épocas no tan lejanas nada sobraba en la cocina y si era así, si elaboraban un plato sobraban ingredientes y no se podían conservar, o si después de una comida sobraban algún que otro resto no había otra opción que usar la imaginación y elaborar otros platos.
De hecho, la historia nos deja constancia de que en época de escasez, pobreza o bien la falta de medios para conservar, en la cocina se aprovechada todo, se "reciclaba" en una palabra.
Nada sobra en la cocina, nunca se deben tirar los alimentos, si se hubiese renunciado en la historia de la gastronomía de las sobras, quizás hoy en día no hubiesen existidos muchos platos, muchas recetas que son en definitiva los pilares sobre los que se ha ido formando la cocina popular.
Hoy, comienzo el año en Mi Cocina, con unas de ésas recetas de aprovechamiento, de terminar en la cocina y pensar: ¡¡ esto no se tira, con esto puedo preparar……y segurísima que quedan genial !!
Pensado, dicho y hecho…..¿puré de patatas, chorizo ibérico? Unas croquetas…
¿Cómo las hice?
Ingredientes:
Una patata grande, una cucharada pequeña de nuez moscada, seis cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra, un trozo de chorizo ibérico, una cucharada sopera de pimentón (pimiento molido, con sabor ahumado, de la Vera), dos huevos, una ramita de perejil fresco (sólo las hojas), una rebanada grande de pan, medio vaso pequeño de leche, sal y pan rallado.
Los pasos a seguir:
Pelar las patatas, cocerlas en abundante agua y cuando estén blandas, sacarlas, escurrirlas bien y machacarlas con un tenedor añadiéndoles el aceite de oliva y la nuez moscada.
Picar el chorizo en trozos lo más pequeños posible. Picar igualmente las hojas de perejil.
En un cuenco echar el puré de patatas, un huevo, el chorizo picado, la rebanada de pan, la leche, el pimentón molido y sal al gusto.
Mezclar bien de forma que queden todos los ingredientes de forma homogénea.
En un plato echar el otro huevo batiéndolo bien, añadiéndole una pizca de sal.
Hacer bolitas pequeñas (como para un bocado), pasarlas por el huevo batido y posteriormente por el pan rallado.
Una vez listas....las pueden guardar en el frigorifico, incluso congelar o bien freirlas inmediatamente.
Cuando las vayan a servir, freirlas en abundante aceite muy caliente (suelo usar freidora). Servir sobre mayonesa espolvoreando con pimentón.
Un sencillo y delicioso aperitivo preparado con ingredientes que fácilmente les puede quedar de un almuerzo o cena, de hecho el puré de patatas me quedó, al igual que unas rodajas de chorizo ya cortados…
¿No creen que es aprovechar y no tirar?