Esta fue la tarta de “queso” que presenté ayer por la tarde en el taller de repostería vegana que impartí en la Fnac de Marbella. Lo de darle forma de corazón fue un poco por la cosa de que estamos en “la semana del amor”, pero obviamente podéis hacerla en un molde de los de toda la vida.
Escogí esta receta porque es muuuuuy fácil de preparar y quería ejemplificar con ella que no necesitamos huevos ni lácteos para preparar la típica tarta de queso con la que nos hemos deleitado toda la vida (ni para mousses, ni flanes, ni galletas, pasteles o cualquier otro postre). El papel del huevo lo hace aquí el lino molido remojado en agua hasta crear una especie de gel viscoso que nos permitirá obtener una tarta firme y jugosa. El papel del queso y la nata lo hacen el yogur de soja y la nata de soja. Ya sabéis que excepto para hacer mayonesa, podéis sustituir la leche de soja por cualquier otra leche vegetal, y lo mismo sucede con la nata.
El procedimiento utilizado para hacer el queso lo decubrí (como tantas otras cosas, qué blog tan espectacular) en CreatiVegan.
Con estas cantidades sale una tarta grande o dos pequeñitas.
Ingredientes:
6 yogures naturales de soja (los míos de Sojasun, de 125 gramos cada uno). Si no encontráis yogures naturales, usadlos azucarados pero recortad la cantidad de azúcar a la mitad.
4 cucharadas de lino molido disueltas en 8 cucharadas de agua caliente
2 vasitos en los que venían los yogures de harina (la que más os guste)
2 vasitos de panela o azúcar
2 vasitos de nata vegetal
1 sobrecito de levadura química (impulsor, polvos de hornear, royal o como la llaméis en casa).
Mermelada para decorar.
Preparación:
Debéis haceros con una tela finita de algodón, una gasa, muselina o lo que tengáis por casa. Haremos una especie de saquito con ella (procurando usar una doble capa si vuestra tela es muy fina) y verteremos en su interior el contenido de los yogures. Atamos el saquito y lo ponemos en un colador o un chino para que vaya drenando toda el agua que contiene (ojo que no contacte el saquito directamente con el líquido). Os recomiendo dejarlo un mínimo de 12 horas pero si podéis dejarlo 24, mejor aún.
Al final de proceso habremos obtenido unos 450 gramos de “queso” súper sedoso y bien firme, tipo “Philadelphia”. Por cierto, que si tenéis la precuación de no usar yogures azucarados podéis usar este mismo método para hacer “queso” salado, añadiendo sal y/o hierbas aromáticas o especias a vuestro gusto.
En un bol o en el vaso de la batidora que uséis verteremos la mezcla de lino molido + agua que habrá reposado unos 15 minutos. Añadimos el “queso” con cuidado así como el resto de ingredientes. Batimos a velocidad media apenas un minuto o hasta que veamos que todos los ingredientes están bien integrados y vertemos en un molde. Llevamos al horno precalentado a 180 grados unos 35 minutos.
Pasado ese tiempo la tarta estará aún un poco blandita, pero terminará de coger cuerpo cuando se enfríe completamente y pase unas horas en la nevera. La cubrimos con la mermelada y servimos.
Os dejo con algunas fotitos del taller de ayer, que fue todo un éxito. Estoy súper agradecida y muy contenta :)
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