Pocas recetas tan sencillas como esta, y pocas recetas tan suculentas con tan pocos ingredientes. Plato tradicional en los días de vigilia cuaresmal, (días de ayuno y abstinencia) cuando la Iglesia prohibía comer carne para hacer penitencia por, ay, nuestros pecados. Recuerdo, eso sí, que podían comprarse las famosas bulas que permitían saltarse el precepto de la abstinencia y ponerse ciego de cordero: vamos que Nuestra Santa Madre tenía muy claro que todo era vendible, incluso los castigos, de los que naturalmente se libraban los más pudientes... (aquípueden ver un documento, que me atrevo a calificar de alucinógeno y estupefaciente, que hace referencia a este precepto católico del ayuno y la abstinencia.) Pero volvamos a lo nuestro, que me pongo a divagar y con estas cosas se me enciende el pelo, y aquí lo único que hay que encender es el fogón. En alguna página de consejos y trucos de cocina y en más de un blog de recetas he leído que se puede utilizar bacalao de inferior calidad para este plato, aunque yo aconsejo usar un buen corte de lomo. El resultado es notoriamente superior. Y vamos a ello.
Ingredientes para cuatro personas
Cuatro patatas medianas
400 gr de bacalao
1 1/2 l de caldo de pescado o de verduras (sobrará)
Dos puerros
Un pimiento verde
Dos dientes de ajo
Dos hojas de laurel
Un vaso de vino blanco.
Sal
1/2 cucharadita de pimentón
Aceite de oliva
- Desalamos el bacalao con tiempo suficiente. Vea aquí una manera de hacerlo.
- A la hora de ponernos a cocinar, escurrimos bien el bacalao y lo reservamos.
- Pelamos las patatas y las cortamos, rompiéndolas, en trozos no muy grandes y lavamos y troceamos los puerros y el pimiento.
- En una olla con un poco de aceite, y a fuego suave, pochamos todas las verduras, salándolas con precaución: el bacalao siempre llevará algo de sal.
- Cuando el puerro comience a coger color (cuidado, porque se hace enseguida) añadimos el pimentón, las hojas de laurel y los ajos pelados, enteros pero ligeramente golpeados. Removemos bien, regamos con el vino y dejamos reducir.
- Agregamos el caldo hirviendo, justo para cubrir las verduras y, siempre a fuego suave, dejamos hasta que las patatas estén tiernas, cuidando que no se queden sin caldo. Si es necesario vamos añadiendo un poco más, pero siempre hirviendo.
- Añadimos entonces el bacalao cortado en trozos del mismo tamaño que las patatas, esperamos ocho o diez minutos más y apagamos el fuego, dejando reposar un rato antes de servir.
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