Éste es un plato clásico en nuestra familia. Muy sencillo. Barato. Con pocos ingredientes. Y nuestra madre lo bordaba. Cuando nuestro padre volvía de la ciudad de hacer gestiones a veces se traía una bacalada entera, abierta por la mitad, seca, curada, salada. En los años de nuestra infancia en la meseta castellana el pescado fresco solía escasear y el bacalao, que entonces era asequible, era la gran solución. Como éramos muchos en la familia, una bacalada no daba para mucho pero nuestra madre sabía administrarla con maestría. Este plato de hoy es un pequeño homenaje a todas aquellas madres que hacían magia entre los fogones sacándose recetas de una chistera imaginaria. Va por ellas.
RECETA
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INGREDIENTES (para 4 personas)
800 g de patatas peladas
500 g de bacalao desalado
1/2 cebolla o una si es pequeña
1/2 pimiento rojo
1 diente de ajo
Unas ramitas de perejil
Un vaso de vino blanco
Sal
Aceite de oliva
1 hoja de laurel
Una cucharada de pimentón de la Vera
PREPARACIÓN
En una cazuela amplia echar un chorrito de aceite, cuando esté caliente añadir la cebolla y el pimiento y dejar que se poche. Echar la hoja de laurel.
Añadir las patatas cortadas haciendo un corte sin llegar al final, rompiendo el trozo de patata para que en el guiso salga el almidón y quede la salsa espesa.
Cuando las patatas estén bien rehogadas añadir una cucharada de pimentón y remover bien.
Machacar en el mortero un diente de ajo con unas ramitas de perejil, echar en el mortero el vino blanco, remover y añadir a la cazuela. Dejar unos minutos hasta que el alcohol del vino evapore. Cubrir las patatas de agua, añadir la sal y dejar que hiervan a fuego lento hasta que estén hechas.
Cuando las patatas estén hechas (unos 25 o 30 minutos) añadir el bacalao desalado cortado en trozos y dejar que de un hervor con las patatas. Rectificar de sal y servir bien caliente.