Después de mucho tiempo hoy vuelvo a publicar una nueva receta en el blog. Todos los que me siguen en Facebook o Instagram, saben que durante este tiempo no he dejado de hacer postres, pero sí que había dejado de subir nuevos post. Las razones son muchas, por un lado cuando escribo recetas me gusta dedicarle tiempo, cosa de la que ahora por desgracia voy escasa; por otro, a veces hacer un blog supone sacar fotos de todos los pasos de una receta, fotos que después hay que retocar, subir y encajar bien en los post, lo cual incrementa el tiempo que tengo que dedicarle a Pequena Larpeira y a veces incluso me quita de disfrutar de lo que hago. Pero como la gente me sigue preguntando por las recetas que subo y la verdad, lo echaba un poco de menos, he tomado una decisión salomónica: subir recetas con fotos del resultado final, y aquellas que considere muy necesarias para que la receta os salga bien. Siento a quienes pueda parecer decepcionante esta decisión, a mi personalmente los blogs que más me gustan son aquellos en los que hay mucho material gráfico, pero en este momento ha tocado decantarse por hacer menos e intentar que sea lo mejor posible.
Dicho todo lo anterior, vamos con la nueva receta: galletas craqueladas. He decidido hacer esta receta porque he visto que en las webs se está poniendo muy de moda, así que he aprovechado para ponerme manos a la obra. En realidad ya había visto estas galletas hace tres años, pero las dificultades para pasar los ingredientes y las cantidades a las medidas europeas, hicieron que en su momento abandonara la idea de hacerlas. Pero gracias a su reciente éxito, y a algunas pruebas, por fin he dado con la receta perfecta, que es la que publico hoy aquí. Se trata de una receta muy sencilla, pero también resultona y eso se debe a la textura que queda en su superficie, todo gracias a azúcar glas.. pero bueno que mejor sigo con la receta y más adelante os desvelaré el secreto de esa característica que las hace tan especiales y diferentes.
Ingredientes
100 gramos de azúcar
50 gramos de mantequilla
2 huevos
250 gramos de chocolate negro
200 gramos de harina de repostería.
100 gramos de azúcar glas
Batimos la mantequilla a temperatura ambiente junto con el azúcar. Una vez que la mezcla blanquee es el momento de añadir los huevos de uno en uno, esperando a que se integren antes de añadir el segundo y batiendo durante unos minutos hasta que la mezcle duplique el tamaño inicial. Ahora derretimos el chocolate al baño María y lo añadimos a la mezcla anterior, siguiendo por la adición de la harina tamizada. Removemos bien (recomiendo hacerlo con varillas manuales) hasta que la masa esté homogénea y e introducimos el bol en el refrigerador durante al menos una hora y media. Pasado este tiempo, comprobaréis como la masa ha endurecido considerablemente, esta es la textura perfecta para poder hacer bolitas individuales y rebozarlas generosamente en azúcar glass. Las bolitas las podéis hacer o bien con las manos, o usando cucharitas, y el tamaño pues depende de lo que queráis (lo normal suele ser de 4 cm de ancho).
Ahora toca meterlas en el interior del horno, precalentado a 180ºC, y sobre un papel de hornear durante 10 minutos. Aquí debo matizar que las bolitas deben de ponerse bastante separadas unas de otras puesto que en el horno incrementan su tamaño y podrían acabar formando una galleta gigante.Es justo el crecimiento de la masa lo que hace aparecer esa textura en la superficie de las galletas: el azúcar glass está pegado en la masa, y cuando esta sube, la capa de azúcar glass se fragmenta, dando lugar a ese increíble aspecto de craquelado. ¿Cómo sabemos cuando están hechas las galletas? pues bien, cuando introduzcais un palillo y veáis que sale seco pero que las galletas están blanditas (nunca duras, puesto que durante el reposado la masa endurece aún más).
Y este es el resultado final,
Y eso es todo, espero que os haya gustado mucho la receta, pronto tendréis la siguiente :)
"Keep calm and eat cookies"