"A dicha, acertó a ser viernes aquel día, y no había en toda la venta sino unas raciones de un pescado que en Castilla llaman abadejo, y en Andalucía bacallao, y en otras partes curadillo, y en otras truchuela. Preguntáronle si por ventura comería su merced truchuela, que no había otro pescado que dalle a comer (…) podría ser que fuesen estas truchuelas como la ternera, que es mejor que la vaca, y el cabrito que el cabrón. Pero, sea lo que fuere, venga luego, que el trabajo y peso de las armas no se puede llevar sin el gobierno de las tripas. Pusiéronle la mesa a la puerta de la venta, por el fresco, y trújole el huésped una porción del mal remojado y peor cocido bacallao y un pan tan negro y mugriento como sus armas?"
Bacallao cocido
500 g. de bacalao salao
4 dientes de ajo
1 cebolla
3 huevos
1 cucharadita de pimentón
1 guindilla
Perejil
½ Pimiento
Aceite de oliva
¼ de vaso de agua
Desmigamos el bacalao, lo lavamos para quitarle el exceso de sal. Los escurrimos y lo secamos con un paño.
En una sartén calentamos aceite y salteamos el bacalao, apagamos el fuego, tapamos la sartén y dejamos sudar* el bacalao.
Mientras pelamos los ajos y los laminamos, cortamos la guindilla, troceamos el pimiento, y el perejil; y lo doramos todo en otra sartén con un buen chorro de aceite , cuando estén doraditos, le añadimos el pimentón, removemos un momento, retiramos y dejamos reposar un momento sin que llegue a enfriarse.
Añadimos lo anterior a la sartén del bacalao, le agregamos también el agua y dejamos que hierva unos minutos y servimos.
*Sudar: Poner alimentos al fuego en un recipiente cerrado para extraerles su jugo y que éste conserve su valor nutritivo