Aunque el mismo estudio pone de manifiesto que crece ligeramente el consumo de productos congelados, que pasa de un 31% a un 34%, mientras que se mantiene constante el de enlatados.
Un dato destacado de este barómetro es que España continúa como el país europeo que más pescado consume, ya que el 92% de los españoles ingiere mensualmente productos derivados de la pesca y la acuicultura, seguidos de los portugueses y los suecos, con un porcentaje del 87%, dos países en los que también se consume mucho tales productos.
El 66% de los españoles compra pescado y derivados al menos una vez a la semana, una cifra 30 puntos superior a la media europea, que se sitúa en un 36%. Así, el consumo semanal ha disminuido ligeramente en favor del consumo mensual respecto al año pasado, que pasa de un 76% de españoles que lo tomaba al menos una vez por semana en casa en 2017 a un 74% en 2018.
Como vemos, España continúa muy por encima de la media europea de consumo semanal de pescado, que es del 41%, un punto menor a 2017. También en 2018 se observa un ligero crecimiento del consumo de pescado en restaurantes y bares a nivel semanal, ya que el porcentaje asciende del 19% en 2017 al 23% en 2018.
Pero en este indicador el cambio más relevante se da en el descenso de seis puntos de aquellos que no consumen nunca o casi nunca pescado fuera del hogar, que alcanza en 2018 un 26%.
Durante 2018, los españoles consideran que este tipo de productos son caros, y el 74% de los ciudadanos dice que compraría o consumiría más productos procedentes de la pesca y la acuicultura si su precio no fuera tan alto.
Por lo que el precio es un factor esencial a la hora de comprar pescado y determina en gran medida que se compre este tipo de alimento. El primer aspecto a tener en cuenta es la apariencia, según el 65%.
Durante este año crece, además, la importancia ofrecida a la facilidad o rapidez de preparación y al impacto medioambiental y/o ético.