Es muy fácil de hacer y el resultado es una tarta/brownie esponjosa con una deliciosa salsa de caramelo.
La hice para una comida en casa con unos amigos y mereció la pena verles chuparse los dedos mientras me miraban con la cara llena de piscos de chocolate, como niños pequeños.
Empezamos precalentando el horno a 180ºC y engrasando un molde desmoldable.
En un recipiente mezclamos la mantequilla derretida con el aceite, la cerveza y los 100g de cacao. Removemos bien y añadimos los 3 huevos y el yogur.
A parte mezclamos el azúcar con la harina y la levadura tamizada. Hacemos un hueco en el centro y echamos la mezcla anterior. Cuando tengamos una mezcla homogénea lo vertemos en el molde y horneamos a 180ºC durante aproximadamente una hora, o hasta que pinchemos con un palillo y salga limpio.
Mientras hacemos la salsa de caramelo.
Ponemos en un caldero una taza de azúcar con 6 cucharadas de agua y llevamos al fuego hasta conseguir un caramelo, no hay que removerlo, solo esperar a que empiecen a salir burbujas y cambie a un color dorado. Apartamos del fuego y añadimos un brick de nata (crema de leche), una cucharada de mantequilla y una cucharada de sal gorda, mezclamos bien y si queda muy líquida volvemos a poner al fuego hasta conseguir la consistencia deseada. Teniendo en cuenta que una vez que se enfríe se solidificará.
El resultado queda patente en las fotos, les aseguro que estaba delicioso.
Espero que se arriesguen a mezclar cerveza en los postres porque le da una esponjosidad especial.
Como siempre les espero en mi facebook para que me comenten todo lo que quieran y resolver cualquier duda que puedan tener.
Y para descargarse la receta solo tienen que hacer clic aquí.