Hace tiempo que voy regularmente a un gimnasio. Yo voy así en plan pose, no os penséis, que la vida ya no me da para más esfuerzos.
A decir verdad, ni siquiera sé por qué voy. Solo sé que lo echo de menos cuando no lo hago.
Porque no me mato, vamos, que con suerte ni sudo tan siquiera. 40-45 minutos de aeróbicos a nivel flojo-matao, y casi nunca me quedo a hacer musculación porque no me da tiempo y porque mis máquinas favoritas tienen cola [la de abdominales una media de 4 personas esperando...]. Por norma después del gimnasio tengo siempre reuniones de mis múltiples militancias y activismos, que suelen empezar a las 20h y a las que llego a las 20.30h como pronto.
Y es por eso por lo que me fascina, desde siempre, la fauna diversa que puebla los gimnasios, al menos, el de mi barrio.
Aquí unos pocos:
MUSCULITOS. Me encantan. Compiten para ver quien coge más peso, saca más brazo, y come más proteínas, y hasta se apuntan las marcas personales en una pizarrita instalada para este fin. Y el monitor va todo el día tras ellos diciendo cosas como "Para estar fuerte no solo hay que coger peso!" "Los fuertes no son solo volumen" y mensajes de autoayuda de ese rollo. Tan monos ellos. Con sus cajas de proteínas y sus batidos de colores.
POSTURITAS. Estos son como los primeros, pero en versión sintética. Es decir, que algo hacen, no lo niego, pero básicamente hacen mucha dieta y el ejercicio justo para marcar abdominales y un poco de brazo, y a lo que van es a lucirse. Si ves a alguien que combina la camiseta con la gorra, y a su vez con los cordones de las zapatillas, y no usa reloj salvo que sea del mismo color que el pantalón, ahí tienes uno.
MONINOS Y MONINAS. Otros que me encantan. Ellos van depiladísimos, combinadísimos [y por lo general ajustados y cortísimos] y megapeinados. Que el día que suden se les va a caer la gomina a churretones por la frente y va a haber una tragedia. Ellas llegan al gimnasio tan [recién] pintadas, que tienes que asegurarte que de verdad es tu gimnasio y no la discobar de enfrente, y ya no sabes si pedir las mancuernas o una copa. Por supuesto, combinadísimas, peinadísimas, y con el móvil maqueado de strass y un asita para llevarlo colgando. Faltaría plus. De sudar no hablamos que eso no es glamouroso, si un día ocurre se formará un gabinete de crisis compuesto por un maquillador, una psicóloga de guardia y su mejor amiga.
ALMAS CÁNDIDAS. De ambos sexos. La dinámica "torrezno-aerobic-torrezno-zumba" no adelgaza. De verdad que no. No te tortures. Comete los torreznos y olvida el gimnasio, para que amargarte la vida!
VIGORÉXICOS. Comen atún al natural de la lata, y frutos secos horneados sin sal, a veces lo ponen junto y no, eso no puede estar bueno. Se miran todo el rato en los espejos con cara de interesantes, así como con el ceño fruncido. Si les dejas, se quedan pasmados y te gastan los espejos y luego te vas a mirar tú y ya no puedes. Y se intercambian frases del tipo "ya tío? es que los lácteos van a la barriga, yo no tomo ya?" "pero entonces, para hipertrofiar el abdomen dices que esas proteínas?" o "he ganado 200 grs ¿tú crees que son músculo o grasa?" [dicho esto último con cara de tío eres mi colega, me da igual lo que pienses, tú di músculo]
MACARRAS. Y sus macarradas. Que los ves entrar, con el paso firme, lanzarse a por la máquina del centro del gimnasio y ponerse 200 kilos, y liarse a tirar? y tú piensas "ay madre que alguien pare a este muchacho antes de que se rompa algo". Son los malos malotes, les importa un pimiento si están fuertes, gordos, hipertrofiados o musculados. Solo quieren tirar más que tú, que bueno, conmigo lo tienen fácil, la verdad!
GORDIFUERTES. Son un cruce entre musculitos y vigoréxicos pero sin voluntad de hacer dieta. Y no veais el peso que levantan, las criaturas. Que fuertes, de verdad, están. Y mucho.
Y LOS DEMÁS. Ejecutivos estresados, gente en paro que necesita hacer algo que le tenga activa [no es broma, el gimnasio viene bien, de verdad], amas de casa que han echado un poco de culete, y gente como yo que va a pasar el rato, olvidarse del mundo, y mantener el trasero en un lugar digno y un volumen asumible.
[Que sí, que luego voy al bar y me como un torrezno, pero eso ya es otra historia?]
Y todo esto para contaros que me acabo de zampar el plato prohibido, el culmen de los tabús del gimnasio, el plato que viola todas las reglas, a saber: Si vas a un gimnasio jamás tomarás cerveza porque es un cereal y sólo tiene hidratos de carbono; no comerás patatas, bajo ninguna circunstancia y en ninguna preparación; y no combinarás jamás una grasa [tipo queso] con un hidrato de carbono bajo pena de que se te caigan las tetas y te desaparezcan los bíceps.
Pero como yo bíceps no tengo y sobre las tetas la gravedad ya ha dicho lo que tenía que decir… pues paso. Patatas y tomates ecológicos, un poco de mozzarella, un aliño delicioso y una cervecita bien fría. Para ir despidiendo el verano…
INGREDIENTES
[PARA 4 PERSONAS]
Patatas, 2-3 [500 g]
Tomate, 1-2 [200 g]
Mozzarella fresca, 125 g
Piñones, un puñado [20-25 g]
Aceite, 2 cucharadas
Vinagre de Jerez, 1 cucharada
Sal
Albahaca [mejor fresca, yo he usado seca]
MODUS OPERANDI
Cocemos las patatas. Las lavamos bien, y las ponemos en agua fría enteras y con piel. Las cocemos hasta que estén tiernas, esto depende de su tamaño, pero suelen tardar entre 20 y 30 minutos.
Mientras hacemos esto, sacamos el tomate de la nevera para que pierda frío. Los tomates muy fríos no saben a nada.
Ponemos a calentar una sartén, sin aceite, y ponemos los piñones para dorarlos un poco. No dejamos de moverla ni un solo segundo, los piñones cuando cogen temperatura se arrebatan y carbonizan en menos de lo que tardas en pestañear. Cuando veas que se oscurecen ligeramente, retira la sartén del fuego, dales un par de meneos más y ponlos en un platito.
Montamos la ensalada: cortamos las patatas en dados, hacemos lo mismo con el tomate y desmenuzamos el queso.
Preparamos el aliño: En un bote pequeño con tapa, metemos albahaca [si es seca] aceite, vinagre y sal y lo agitamos bien. Otra opción es poner todo en el bol donde vaya la ensalada y batirlo con unas varillas.
Aliñamos la ensalada, y añadimos los piñones por encima. Si usamos albahaca fresca, la incorporamos en el último momento.