Leí en una ocasión de que el color verde influye anímicamente y provoca una sensación de paz y bienestar, de calma y armonía; rodearse de verdor refresca los sentidos y el alma.
Según los expertos y estudiosos de la cromoterapia, el verde es un color capaz de hacer a las personas felices, porque recuerda los tonos la naturaleza.
Sí, es primavera..todo a mi alrededor me lo recuerda cada día, está todo el paisaje lleno de verdor y ello me alegra, me anima, me hace sentir viva, renovada como toda la naturaleza que me rodea. Tengo la fortuna de vivir en una zona donde no predomina el hormigón ni el cemento, donde no hay prácticamente edificios y que el color que predomina es el verde de las montañas, de los árboles, de los amplios y frondosos parques y jardines.
Un lugar desde donde puedo divisar la Bahia de Málaga y en el horizonte el azul de la mar.
Miro al horizonte mientras sigo mi camino diario, voy escuchando el canto de infinidad de pájaros y observo como la primavera despunta con fuerza, con su luz, su color y las fragancias que nos regalan la multitud de flores que brotan en todo tipo de árboles, arbustos y plantas.
Me siento libre, feliz y agradezco la sinfonía que la naturaleza me regala con su batir de hojas, el suave viento que silba y el gorjeo de los pájaros.momentos maravillosos en el que me encuentro en armonía con la naturaleza que me rodea.
Me encanta pasar por los solares y terrenos aún vírgenes donde crecen de forma espontánea, efímera e inesperada las grandes margaritas blancas, las llamadas “manzanilla loca” que suelo recoger en ramillete para colocarlas en un jarrón, a su lado las flores rosas de las malvas, los tréboles, las amarillas y alegres vinagretas o las rojas amapolas atraen a cientos de insectos entre ellos preciosas mariposas que revolotean alegres a mi paso.
Conforme me acerco a casa disfruto con los árboles a los que voy reconociendo, a las falsas acacias, los tilos,a los que casi saludo y me alegro de ver, a los ciruelos rojos (originario de Persia y de flores tan hermosas que a finales del siglo XIX muchos viveros de Europa comenzaron a extenderlo por toda clase de áreas urbanas cultivadas por la mano del hombre), algunos olivos de troncos añosos, viejos y serenos. Miro a “mi” viejo algarrobo cada día más caído y los elegantes cipreses más estirados y altos que nunca.
El toque de alegres colores lo ponen los preciosos árboles del amor (o de Judea) todos en fila, alineados, como dirigiendo y señalando el camino que nos lleva hasta la playa; están en pleno apogeo, repletos de flores rosáceas que dan el toque de color al gris y triste cemento de la carretera.
Cruzo y me encuentro con los tupidos ficus que dan sombra y verdor a la entrada de mi calle antes de llegar a la mediana repleta de rosas rojas a las que les da sombra el viejo sauce llorón. En la fuente de la pequeña plaza los pensamientos, rosas y flores llamadas “pacifico” que más que flores parecen aves del paraíso dan su toque de color al verdor del cesped. El frescor del agua aún anima a los naranjos que llenan las aceras del aroma a azahar.
Llego por fin a casa, no sin antes mirar la altísima araucaria rodeada de los inmensos y viejos nogales que la rodean, mientras que me admiro de los árboles frutales en los porches de mis vecinos, unos cargados de nísperos, otros de limoneros, plataneras con grandes racimos aún verdes, perales dando sombras a los jazmines que empiezan a estar frondosos, boungavillas, rositas de pitiminí, damas de nochey en mi porche los geranios junto con las gitanillas me dan la bienvenida aportando color y alegría en mis propias ventanas.
Ha llegado el buen tiempo y los huertos siguen dando sus frutos y el verde que siempre inunda mi cocina llega tambien a la mesa: ensaladas a base de brotes, verduras, hortalizas y frutas de temporada que dan un color especial a mis platos: el verde.
Hoy una ensalada templada de aguacate, fruta y verdura a la vez.concretamente de aguacate Hass que se cultiva en la comarca de la Axarquia malagueña.
Este tipo de aguacate se reconoce fácilmente por su piel gruesa y rugosa, bajo la cual nos regala su deliciosa carne, con una textura cremosa y un sabor que recuerda los frutos secos. Aguacates con “Sabor a Málaga”.
Es fácil de preparar y rica, rica, rica....
¿Cómo la hice?
Ingredientes:
Dos aguacates pequeños, seis langostinos, medio limón, dos dientes de ajo, hojas de lechugas variadas, una guindilla pequeña (pimiento chile), medio vaso pequeño de aceite de oliva virgen extra y sal. (Me encantan los aceites de mi tierra, malagueños)
Los pasos a seguir:
Pelar los langostinos, desechar las pieles y las cabezas, Reservar la carne. Pelar los ajos y cortarlos en láminas.
Pelar los aguacates y cortarlos en trozos alargados.
En un plato colocar las hojas de las diferentes lechugas baby, y ayudándose de un aro, rellenar éste con las rodajas de aguacate. Salar al gusto y aderezar con el zumo de limón.
Mientras en una sartén echar el aceite de oliva y ponerla al fuego, cuando esté caliente añadir los ajos laminados, el pimiento chile y los langostinos,
salar al gusto dejando freir con cuidado de que no se doren los ajos.
Cuando estén listos, apartar del fuego y con unas pinzas ir colocando los langostinos en el hueco de los aguacates, en el centro y retirar el molde con sumo cuidado, procurando de que no se desmorone, aunque si fuese así, es cuestión de estética, no altera lo más minimo el sabor.
Echar el aceite, aún caliente, por toda la superficie de langostinos y aguacate.
¡¡ Vive la primavera, disfruta de la vida y de la gastronomía.....y si pueden no lo duden: también de Málaga !!