Un centenario y majestuoso eucalipto es fiel y mudo testigo de ésta historia, la historia que me contó “el abuelo”; sus hojas aún sirven de refugio de los pájaros, esas hojas que se mecen y canturrean con la brisa marina, esas hojas que renacen del grueso tronco donde él con un martillo clavó un clavo para colgar su botijo y beber agua fresca.
El clavo aún está allí, y el abuelo cada vez que pasa a su lado mira para arriba, no alcanza a tocarlo siquiera, pero cierra los ojos y le agradece su ayuda en los duros días de trabajo.
Era el año 1922, cuando D. Luis Franquelo y su esposa Dña Maria, cambió de negocio, eran Toneleros (los toneles en Málaga era una industria muy floreciente en ésa época) y abrieron en el malagueño barrio del Perchel, una fábrica de cervezas. Zona industrial en aquellos años, rodeada de fábricas entre ellas una de aceites, la Larios (la famosa Ginebra que también era malagueña), fábricas de metales (los malagueños las llamaban las fábricas del alambre), tonelerías, pescados, pasas, almendras y frutos secos; y rodeadas de humildes “corralones” o casas de vecinos que trabajaban en ellas.
El padre del abuelo trabajó en la construcción de la fábrica, y D.Luis personalmente contrató a su hijo, ése niño que tan precozmente llegó a ser un especialista y maestro del acero y que se granjeó el cariño y la confianza de su jefe. Esa confianza que transmitió a sus herederos, sus dos hijas y los maridos, en especial D.Pedro (médico especialista en niños) con el que llegó a ser encargado del mantenimiento y persona de confianza. En aquellos tiempos trabajaban 240 personas.
La riquísima cerveza se fabricaba en Málaga, el agua clara de los pozos cavados en El Perchel, en los mismos terrenos eran la base; la cebada era española tostada de color rubio, del color de los campos castellanos; el lúpulo, me cuenta el abuelo al oído, flojito, casi en secreto, para que nadie lo escuche: de “contrabando” llega de Tánger, la levadura de Sevilla, casi “ná”….y así, sin más, una gran cerveza, “Malagueña y exquisita”: La Victoria (el nombre, quizás por la patrona de la ciudad).
Así rezaba el slogan que se hizo tan popular como el personaje (era alemán) que aparecía en su cartel, quien se parecía enormemente al entonces Teniente alcalde de festejos del Ayuntamiento, Pepe Mena, persona querida y admirada en Málaga. Y en ésta salerosa tierra hay tanto arte y se le “sacaba punta” a todo, a las botellas pequeñas los “quintos” se empezaron a pedir: “camarero, un Pepe Mena”….
En los años 69/70, ya con la tercera generación (D.Pedro Ruiz, nieto de D.Luis Franquelo), el abuelo, éste abuelo “malagueño y exquisito” dejó de trabajar en la fábrica ya trasladada al Polígono industrial Guadalhorce, donde tengo entendido que se hizo alemana y de allí con el paso de los años La Victoria, aquella “malagueña exquisita” se fue a Jaén.
El “abuelo” es mi suegro, un artista (quienes visitan con asiduidad “Mi cocina” han podido ver sus cuadros pintados al oleo, la mayoría costumbristas de la ciudad, que como yo adora, Málaga).
Aún encuentro la marca en nuestros supermercados, y la consumo, aunque no sea tan malagueña, si es exquisita para disfrutarla bien fría acompañando los platos, las recetas de mi tierra y por qué no, para cocinar,usarla en “Mi cocina” en platos como éste, filetes de cerdo adobado con pimientos, ajitos en salsa con cerveza.
¿Cómo lo preparo?
Los filetes de cerdo adobados es habitual encontrarlos en nuestros mercados ya preparados.
Ingredientes para dos personas: cuatro filetes de lomo de cerdo, dos pimientos verdes, una cabeza de ajos, una lata de cerveza Victoria, aceite de oliva virgen extra (uso malagueño de Riogordo, actualmente), sal, pimienta negra en grano.
Para prepararlos:
En una sartén echar un generoso chorreón de aceite de oliva, los pimientos verdes troceados y los dientes de ajo sueltos con piel partidos por la mitad y a fuego lento freírlos, con cuidado de que no se lleguen a quemar.
A media cocción colocar los filetes de cerdo encima, echar los granos de pimienta y salar al gusto; dejándolos unos minutos que se frían, dándoles la vuelta de vez en cuando.
Pasado unos minutos echar la cerveza, llevar a ebullición y dejar que ésta se consuma hasta conseguir una salsita con la consistencia deseada.
Acompañar de un buen plato de patatas fritas y pan para mojar…..¡¡ Buen provecho y disfruten de Málaga !!
El “Eucalipto” del clavo para el botijo está justo enfrente del Corte Inglés, en la misma puerta de Unicaja, en la prolongación de la Alameda, lo único que queda allí de la fábrica de la cerveza “Victoria” junto con sus recuerdos, los recuerdos del “abuelo”.