Las filloas son un producto súper típico en Galicia, sobre todo en época de Carnaval, aunque ya se comen todo el año y es muy normal verlas en la carta de cualquier restaurante gallego. Las filloas de carnaval se comen normalmente con nata (crema de leche) y miel (o miel, a secas), pero nosotros las adaptaremos un poquito ya que debemos evitar la miel en la medida de lo posible.
También se suelen hacer, en la receta tradicional gallega, con tocino. Nosotros preferimos usar aceite de oliva o mantequilla baja en grasas, que resultan más saludables a nivel cardiovascular.
En realidad, se pueden rellenar de lo que queramos, tanto dulce como salado, ya que la masa de las filloas es neutra, como la de las crepes. Yo en este caso las he hecho dulces y con un relleno más adecuado para personas con diabetes que la miel. Las he rellenado con fresas y cerezas troceadas, y las he bañado con un chorrito de zumo de las propias fresas. También podemos poner mermelada, yogur… ¡al gusto!
Aunque son muy parecidas a las crepes, la principal diferencia entre las crepes y las filloas es el grosor. Para hacer filloas, cuanto más finas nos queden, mejor. El único problema es que hay que ir con cuidado a la hora de darles la vuelta, pero nada imposible.
Y ya puestos a ver masas similares… Si os gustan las masas más gruesas, más contundentes, os recomiendo las tortitas. Eso sí, estas no se pueden rellenar, lo que se hace es cubrirlas con algún topping.
Os dejo ya con la receta, veréis qué fácil
Información Nutricional
Cada filloa sin azúcar (sin relleno) contiene:
77,5 kcal
7,61gr HC Ingredientes:
175ml de leche desnatada, 25ml de agua, 1 huevo M/L, 70gr de harina integral al gusto, Una pizca de edulcorante al gusto (stevia o sucralosa), Una cucharadita de mantequilla light para engrasar
Instrucciones:
Lo primero es preparar el amoado, que será la masa cruda. Para ello, ponemos todos los ingredientes en el vaso de la batidora (importante, la harina tamizada), y batimos bien hasta que esté todo bien integrado. ¿Fácil, eh?
Ponemos una sartén grande a fuego medio, y derretimos un poquito de mantequilla, para que no se nos pegue la masa.
Tiramos masa como para cubrir la superficie de la sartén con una capa finita, lo más finita posible. Haremos movimientos circulares para evitar que queden huecos.
Cuando veamos que los bordes empiezan a dorarse, le daremos la vuelta con cuidado. Puedes ayudarte con una espátula, cuanto más larga y fina mejor.
Cocinamos por el otro lado, y retiramos a un plato. Como con las crepes, suele pasar que la primera se rompa. ¡No pasa nada! Las siguientes te saldrán perfectas
Rellenamos con lo que queramos, en forma de rollito o doblando la masa por la mitad dos veces (haciendo un triángulo).
Decoramos al gusto, servimos calientes o frías, ¡y listo!