Estamos justo en el lugar donde se juntan el mar Mediterráneo y el océano Atlántico y este viento que nace en la parte central del Mediterráneo en las Islas Baleares cuando viene hacia nosotros entra como por un embudo que es el Estrecho de Gibraltar y ahí se monta toda la revolución con este viento que nos trae de cabeza a todos sus habitantes, aunque los que son de esta zona se encuentran en la "gloria" con ese viento, a pesar de que da dolor de cabeza, pesadez, malestar general... y todo lleno de polvo. En fin, esas cosas, está claro que nunca se puede prever ni el tiempo ni lo que haces con él. Y este es el caso.
Este viento de levante además cambia planes y arruina algunos, además de perjudicar a la hostelería ya que mucha gente se va a mitad de sus vacaciones y de hecho las terrazas y chiringuitos playeros no se llenan pues no hay quien pare en la playa, hay veces que la arena te golpea y hasta duele, con lo cual te tienes que ir y buscar otro plan para pasar el día de vacaciones o si estás en tu casa habitual pensar en hacer otras cosas. Por supuesto además no zarpa ningún barco ni de Tarifa, ni de Tanger, ni de Ceuta y ni de Algeciras hacia Marruecos o hacia España, con lo que eso supone para la distribución o viajes de trabajo o de ocio ya que todos las travesías quedan suspendidas hasta que el viento amaina. He leído en la prensa que desde el año 1998 no tenemos un verano tan "malo" de viento, "vientos difíciles" como así titula su libro la escritora Almudena Grandes, un libro estupendo, con muchas páginas y que me regaló mi madre una gran lectora, de ella y de mi tía me viene ese amor por la literatura. Crecí rodeada de libros y todavía con los años que han pasado recuerdo la sala de biblioteca de mi abuelo, ese olor tan especial, a veces cuando los vuelvo a ver los huelo, no lo puedo evitar. Adoro leer, pues siempre me acompaña, aunque a veces si en las primeras páginas no me engancha el libro lo cambio, hay tantas cosas que me moriré y no habré podido leer que no pienso perder el tiempo, ya lo decía Jorge Luis Borges: "El placer de leer solamente lo supera el placer de releer".
Bueno, para concluir quiero decir que tenía tanto calor que pensé en hacer algo sencillo y fresco. Este dulce que os presento hoy lo hago con una de mis frutas preferidas, el coco que en general y lo sé o gusta mucho o nada, así que no hay problema, al que no le guste se le hace la misma receta pero sin coco rallado. Es fácil y rápido hacerlo y siempre queda muy bien. Muy frío está buenísimo.
370 gramos de Leche condensada (una lata)
1/2 litro de Leche entera o semidesnatada
1 Limón (Para rallar la piel)
100 gramos de Coco rallado
3 Huevos
Caramelo
4 cucharadas de Azúcar
unas gotas de Limón
En un recipiente hondo ponemos la leche condensada mezclada con la leche, mezclamos con las 3 yemas de huevo previamente batidos y añadimos el coco rallado.
Las claras las batimos a punto de nieve y las añadimos a la mezcla anterior, muy suavemente para que no se bajen las claras.
Cuando esté todo bien mezclado lo ponemos en un molde previamente cubierto con caramelo líquido.
El molde lo colocamos sobre otra bandeja con agua para hornearlo ya que lo vamos a hacer al baño maría unos 200 grados 35 minutos.
Cuando lo sacamos parece que no está hecho pero al enfriarse solidifica un poco más.
Se deja enfriar y se mete en el frigorífico unas horas antes de servirlo. Lo ideal es hacerlo el día anterior. Después de hornearlo la parte de coco baja completamente y por arriba queda la parte de flan y abajo la capa de esta especie de bizcocho (sin serlo) que deja el coco. Perfecto.
Se puede servir solo o con helado, o nata montada (crema de leche) (crema de leche)... con frutas, por ejemplo los frutos rojos como frambuesas o fresas queda muy bueno ya que al coco le van genial o con lo que más os guste. Siempre está delicioso.
Sed felices y haced muchas cosas buenas.
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