Empezamos el nuevo año con muchos buenos propósitos que no sé si vamos a llevar a cabo, de lo que sí estoy segura es que el propósito de seguir viajando mensualmente por los diferentes países europeos, ese sí lo vamos a seguir haciendo.
Yo estoy encantada con estos viajes mensuales que nos propone el reto #reposterasporeuropa, que no sólo me permiten repetir destino en algunas ocasiones, sino también conocer algo más de algunos países desconocidos para mi, no sólo en lo referente a la gastronomía sino también en cuanto a costumbres y curiosidades.
Primer mes del año, y nuestro avión despega hacia un destino no demasiado conocido. Este mes sobrevolamos el Báltico y aterrizamos en Riga, capital de Letonia, ciudad del Art Nouveau. Extensas llanuras rodeadas de lagos y cubiertas de nieve hacen que los letones estén estrechamente ligados con la naturaleza.
Os cuento una curiosidad: tanto en los cumpleaños como en el caso de que seas invitado a casa de alguien, siempre hay que llevar un ramo con un número impar de flores (las flores impares están destinadas para los funerales).
En cuanto al tema gastronómico, que es por el que principalmente estamos aquí, deciros que en Letonia son típicos los platos con pescado (fresco o ahumado) y los platos de carne acompañados con guisantes, patatas o champiñones. También son tradicionales las sopas y los caldos que sirven para entrar en calor en los duros inviernos de temperaturas gélidas.
Platos típicos son el piragi o pastel de hojaldre relleno de cebolla y tocino, el sklandu rausi o tartaletas de patata y zanahoria, algún guiso de carne como las albóndigas o zirnu pikas elaboradas con cebolla, tocino y guisantes.
Los letones tienen una gran variedad de quesos y los comen casi en todas las comidas, incluso de postre a pesar de ser unos quesos de fuerte sabor, sabor que se contrarresta con el rupjmaize, que es un pan de centeno, esponjoso y muy suave. Y ya sólo falta que hablemos de los postres, sin los que los letones no conciben acabar una comida.
Como postres típicos podríamos tomar el aleksandrikook o pastel relleno de mermelada de fresa o frambuesa y cubierto con un glaseado de diferentes sabores, o el debessmanna o postre de arándanos cocidos con crema batida.
Pero los mejores postres son aquellos preparados con hojaldre y frutas del bosque, sobretodo arándanos y frambuesas silvestres. Qué suerte he tenido, porque el hojaldre me encanta y las frutas del bosque también, así que ya adivinaréis por qué postre me he decantado. Os he preparado unas flores de hojaldre y frambuesas, rellenas de crema de queso, muy sencillas y muy resultonas a la vez.
INGREDIENTES (para 9 flores de hojaldre)
1 plancha de hojaldre fresco de 30 x 30 cm.
180 gr. de queso crema
50 gr. de azúcar
1 cucharadita de extracto de vainilla
45 frambuesas
Azúcar glacé
ELABORACIÓN
Primero preparamos el relleno de nuestras flores de hojaldre y para ello mezclamos en un bol el queso crema, el azúcar y el extracto de vainilla, batiendo bien con un tenedor. Reservamos.
Precalentamos el horno a 200º C.
Desenrollamos la lámina de hojaldre sobre una superficie enharinada y espolvoreamos también harina por encima, ya que si la masa de hojaldre está demasiado blanda no podremos formar bien las flores de hojaldre.
Cortamos la masa en 9 cuadrados iguales de 10 x 10 cm. Hacemos 8 cortes longitudinalmente a medio centímetro del borde sin llegar al centro de cada lado.
Ponemos una cucharada de relleno de crema de queso en el centro de cada uno de los cuadrados y cuatro frambuesas en el centro, sobre la crema de queso.
Cogemos una a una las esquinas del hojaldre y las doblamos hacia el medio. Colocamos una frambuesa justo en el centro.
Pintamos el hojaldre con huevo batido y horneamos unos 20 ó 25 minutos hasta que el hojaldre esté dorado.
Espolvoreamos las flores de hojaldre con azúcar glacé antes de servirlas.
La elaboración del hojaldre no es fácil y requiere bastante trabajo de doblaje y amasado. Hoy en día existen muchas marcas que lo comercializan ya preparado (fresco o congelado) y yo cuando lo utilizo para algún postre, suelo acudir a ellas.
Se pueden hacer muchas presentaciones diferentes con el hojaldre, depende mucho de cómo lo cortemos y lo doblemos. Estas flores son sólo una muestra de las muchas formas que podemos darle.
El viernes cené con unas amigas y llevé las flores de hojaldre de postre y ¿sabéis qué? Que no sé si sería amor de amiga o qué, pero quedaron encantadas con el postre.
Seguro que os apetece probar una de estas flores de hojaldre. Os advierto que no os vais a arrepentir. Voy a ir poniendo el café y al que le apetezca una que levante la mano.
Y mientras nos tomamos ese café, esperaremos a que el resto de compañeras de reto publiquen sus recetas.