No sé si os ocurre a vosotros pero hay meses que se van especialmente rápido y Septiembre, en mi caso, es uno de ellos.
Me ocurre desde que soy capaz de recordar. Septiembre vuela con cada calendario muy a mi pesar puesto que es mi mes favorito del año.
La receta de hoy sabe a despedida, no sólo del mes sino del verano en si y de muchas de sus frutas.
Los higos me fascinan, pero soy consciente de lo efímero de su temporada y del precio que alcanzan en los mercados.
Yo soy de las afortunadas que nunca ha tenido que pagar por esta fruta y año tras año sufro en carnes propias lo voluble de su cosecha pasando de veranos sin higos a veranos con tal carga que no sabes qué hacer con ellos.
Porque cuando se maduran, lo hacen en cantidades ingentes y duran tan poco que por muchos atracones que te des tienes que buscarles otras salidas.
En casa de mis abuelos y mis padres muchas veces se han puesto a secar para después hacer lo que aquí llamamos pan o bollo de higos secos.
¿Qué ocurre? que ni me gustan los higos secos ni el pan de higo es santo de mi devoción (que tal vez sea que nunca haya probado uno a mi gusto, pero sinceramente nunca me animo a investigar y hacer mi propia receta)
Así que yo les busco salida repostera y además de la socorrida mermelada, que siempre va bien para cualquier fruta que tengamos en cantidades ingentes, me marco bizcochos, muffins, un flaugnarde, tarta de queso, tarta con masa filo...y bastantes cositas más que podéis ver en este enlace.
No hace falta decir que soy una enamorada de esta fruta y aunque prefiero comerla sin más he de reconocer que sus salidas reposteras no son malas y van desde las más laboriosas a las más sencillas como esta galette que a su favor tiene no solo la sencillez de su elaboración sino que es ideal para dar salida rápidamente a buena cantidad de higos.
Sin olvidar ¡por supuesto! que para tenerla en el horno no necesitamos más que un puñado de minutos, los que tardamos en pelar y partir los higos, porque tirando de masa quebrada industrial la mayor dificultad radica en distribuir la fruta ¡con eso os lo digo todo!
Que sí, que como lo hecho en casa no hay nada, pero sinceramente no tengo tiempo ni ganas de ponerme con la masa quebrada ni con el hojaldre. Ya no es pereza ni comodidad, es que prefiero seguir con la venda en los ojos y no ver las cantidades de mantequilla que llevan en su elaboración.
Lo que es absurdo porque siguen ahí, pero a veces una es muy feliz viviendo en (cierta) ignorancia.
He añadido una cucharadita de azúcar moreno que por supuesto se puede omitir porque esta fruta es dulce por naturaleza y no la necesita, aunque a mí me gusta el toque que le aporta, por eso la pongo.
Si no la ponemos tendremos un postre sin azúcares añadidos, porque tal y como os dije la semana pasada me mantengo en la línea de reducir al máximo los endulzantes en mis postres.
La cantidad de higos que necesita esta receta es variable. Si tienes muchos puedes ponerlos enteros o por mitades y darás salida a bastante cantidad. Si tienes menos los puedes cortar en cuartos o en rodajas y necesitarás menos fruta.
Lo cierto es que es una receta que se adapta bastante a lo que tengas en casa y luce mucho con muy poco esfuerzo y muy poco tiempo, lo que la hace ideal no sólo para esta fruta sino para cualquier otra, como las ciruelas, que preparé hace tiempo y que me encantó o la de albaricoques que tan bonita quedó.
Como siempre digo, lo bueno de las recetas es hacerlas nuestras y adaptarlas a los gustos de nuestra casa y a lo que buenamente tenemos en la cocina.
Espero que os animéis a prepararla, con higos o con cualquier otra fruta ¡el éxito está garantizado!
¿Alguien se anima a compartir un buen trozo?
Ingredientes:
* 1 lámina de masa quebrada
* 60 gramos de mermelada de melocotón
* 1 cucharadita de azúcar moreno
* 1 cucharada sopera de leche
* Higos
Elaboración:
1. Extendemos la lámina de masa quebrada y la pincelamos con mermelada de melocotón dejando aproximadamente unos tres centímetros desde el borde sin pincelar.
2. Comenzamos a pelar nuestros higos, los partimos por la mitad y los vamos colocando sobre la masa quebrada formando círculos concéntricos hasta tenerla complemante cubierta (salvo la parte que hemos dejado sin pintar con mermelada.
3. Una vez cubierta toda la base espolvoreamos con una cucharada de azúcar moreno y vamos doblando hacia dentro la parte de la masa que tenemos vacía. No importa si cubre parte de la fruta. Presionamos ligeramente con los dedos para que no se abra durante el horneado.
4. Pincelamos el borde con leche (huevo, o mantequilla según nuestras preferencias o lo que tengamos en casa) e introducimos en el horno precalentado a 180º C
5. Horneamos durante unos 40 minutos o hasta que el borde de la masa quebrada se vea dorado y crujiente.
6. Dejamos enfriar en la bandeja del horno. Si movemos la galette en caliente seguramente se acabará partiendo porque está blandita al terminar de hacerse.
Como os había dicho es una receta muy fácil, de esas que se tarda más en redactar que en preparar.
Sin lugar a dudas va para el reto 1+/-100, desperdicio cero de Marisa en el que no me canso de invitaros a participar, o como mínimo a visitar cada mes
Cuando me fui en verano os dejé servido el tema de las alergias de Lara. El 20 de julio estuvimos en el alergólogo y por el momento tiene alergia a dos frutos secos (nueces y avellanas, estas últimas lo tenía bastante claro) y a tres pescados (merluza, bacalao y salmón que son los básicos de mi cocina y que por el momento tiene total y absolutamente prohibidos)
A ella poco le importan las alergias a los pescados, salvo por las varitas de merluza que le encantaban y con las que nunca había tenido problemas hasta el mes de febrero. Lo que más le afecta son las cremas de chocolate, que todas llevan avellanas para hacerlas más untuosas.
Pero tampoco es un alimento primordial, ni que esté presente en otros productos de uso generalizado, así que podrá vivir sin cremas de chocolate ni bollería industrial.
Volveremos en dos años, si no muestra reacción a nuevos alimentos, y repetirán las pruebas aunque ya nos adelantaron que suelen ser alergias que no se van con el paso de los años.
Siempre me habían dado mucho miedo estas alergias, pero creo que tampoco es de lo peor que podía tocarnos. Hay que ver la situación con optimismo.
Me despido hasta la semana próxima. Espero contar con vuestra presencia, mientras tanto ¡sed felices!
Manos a la masa y ¡bon appétit!