¡Y llegó el verano! ¿Llegó el verano? Pues no se ha notado mucho que digamos. Aparte de la fecha del calendario y un poquito de calor, el sol brilla por su ausencia, al menos por donde yo vivo.
Eso sí, llegaron las vacaciones escolares y... las mías ¡yupiiiiii!
Me hacían falta. Ha sido un año bastante duro en muchos aspectos y liberadores en otros muchos.
Si hago un repaso de todo lo que ha sucedido en los últimos seis meses, ufff, ¡tela marinera!
Eso sí, he podido conocer en este tiempo gente estupenda, y algunos que no lo son tanto, pero que siempre tienen algo que enseñarte.
No me he sentado mucho en el ordenador porque he estado moviendo más los pies que las manos, con eso de estar aprendiendo a bailar. Para quien le guste, lo recomiendo una y otra vez. Da igual la edad que se tenga. En mi grupo hay gente desde los 25 hasta los que están rondando los 60, no se sí por arriba o por abajo (jejejejeje).
Los jóvenes te aportan frescura, espontaneidad, ganas de aventura. Y los que no somos tan jóvenes compartimos nuestra experiencia. Todos tenemos en común nuestras enormes ganas de pasarlo bien. ¡Y lo hacemos!
Aquí estamos algunas chicas del grupo el sábado pasado. Fue genial.
Unas cuantas horitas de baile harán falta si nos ponen delante una bandeja de las riquísimas galletas que te traigo hoy.
Para prepararlas necesitaremos:
225 grs. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
140 grs. de azúcar blanco
1 yema de huevo
1 cucharadita de esencia de vainilla (yo uso vainilla en pasta de Home Chef)
280 grs. de harina simple de trigo
40 grs. de coco rallado
60 grs. de arándanos rojos secos
1 pizca de sal.
Prepararemos una bandeja de horno cubriéndola con papel vegetal y ponemos a precalentar el horno a 180º.
En un bol mezclamos la mantequilla y el azúcar hasta que tengamos una mezcla homogénea.
Batimos un poco la yema de huevo y la incorporamos junto con la vainilla.
Tamizamos la harina con la sal y lo añadimos a la masa.
Por último incorporamos el coco y los arándanos. y revolvemos con cuidado de que no queden grumos.
Ayudándonos de una cuchara iremos poniendo porciones de masa en la bandeja que teníamos preparada dejando suficiente espacio entre ellas para que no se peguen al expandirse.
Hornearemos durante unos 15 minutos aproximadamente (puede variar uno o dos minutos de un horno a otro).
Cuando veamos que empiezan a dorarse por los bordes retiramos y dejamos 10 minutos más en la bandeja antes de pasarlas a una rejilla. Esto es porque recién salidas están aún blanditas y al enfriarse cogen la textura adecuada. No hay que tener prisas.
Y ¡listas! ¿A que no puede ser más sencillo?
Acompañadas de una taza de té están deliciosas, te lo garantizo.