Recuerdo perfectamente, siendo aun pequeña, la primera vez que tomé unas galletas tipo digestive, me parecieron impresionantes. Siempre me han gustado este tipo de dulces secos, por esos pastas y galletas, están entre mis caprichos dulces favoritos, y las galletas tipo digestive ocupan un lugar destacado.
Si sois como yo, os pirran las galletas y os encanta la avena, no podéis dejar de hacer esta receta, unas galletas digestive de avena. No voy a decir que son iguales a las comerciales, pero la verdad es que se parecen bastante, tanto en textura como en sabor. En mi opinión están de vicio, de empezar y no parar, unas perfectas galletas para desayunar o merendar. Ya me diréis qué os parecen a vosotros.
RACIONES: 18
DIFICULTAD: baja
TIEMPO: 45 minutos
GALLETAS DIGESTIVE DE AVENA:
90 gr. COPOS DE AVENA
120 gr. HARINA DE TRIGO INTEGRAL
80 gr. AZÚCAR MORENO
90 gr. MANTEQUILLA A TEMPERATURA AMBIENTE
3 o 4 cda. LECHE
1 cdita. LEVADURA
1/2 cdita. EXTRACTO DE VAINILLA
1/4 cdita. SAL
1.- Trituramos la avena en un robot de cocina. Si no tenemos forma de triturarla, podemos sustituirla por salvado de avena que podremos encontrar en herboristerías. Os aconsejo no triturarla demasiado, parar antes de que se convierta en harina, así conseguiremos un acabado más rústico y similar a las galletas digestive comerciales.
2.- En un bol mezclamos la harina integral, la sal, la avena triturada y la levadura. Reservamos.
3.- En otro bol batimos la mantequilla a temperatura ambiente, con el azúcar y el extracto de vainilla. Trabajamos la mezcla unos minutos hasta formar una crema.
4.- Añadimos los ingredientes secos, al bol de la mantequilla y comenzamos a mezclar con la ayuda de un tenedor hasta que la masa se convierta en una arena. Añadimos 3 cucharadas de leche y compactamos con las manos hasta que consigamos formar una bola.
Se trata de una masa muy seca y quebradiza, como si estuviéramos trabajando una bola de arena húmeda en la playa. Si vemos que es necesario añadimos una cucharada de leche más para conseguir que la masa se compacte.
5.- Colocamos la bola de masa sobre un papel transparente, achatamos hasta que nos quede planita y envolvemos con el plástico. Guardamos la masa en el frigo para que adquiera cierta consistencia, durante unos 30 minutos. Al guardar la masa aplanada, nos facilitará el proceso de estirado haciendo que se rompa menos al trabajarla con el rodillo.
6.- Retiramos la masa del frío y, sobre una superficie de trabajo enharinada, extendemos la masa hasta que nos quede de un grosor de unos 0,5 cm. Este proceso debemos hacerlo con cuidado, compactando la masa si vemos que se resquebraja al estirar con el rodillo.
7.- Hacemos las galletas con el cortante elegido, en mi caso he utilizado unos molde redondo y un estampador de letras que hacía mucho que quería usar. Para utilizarlos sin que la masa se aplaste, lo ideal es primero poner el cortante elegido, aplicar el estampador ligeramente espolvoreado de harina para que la masa no se quede pegada, y después retirar ambos moldes.
Siempre podemos prescindir de cortante y hacer pequeñas bolitas a mano, que iremos colocando sobre una bandeja de horno. Una vez en la bandeja achatamos cada bolita y listo.
8.- Para pasar cada galleta de la superficie de trabajo a la bandeja de horno, debemos utilizar una espátula, ya que la masa tiende a pegarse a la base, con la espátula evitamos que se deformen al manipularlas e intentar despegarlas de la mesa.
9.- Con el horno previamente caliente a 180ºC con calor arriba y abajo, sin ventilador, horneamos las galletas durante unos 12 minutos. Retiramos las galletas de la bandeja y las dejamos enfriar sobre una rejilla.