¡Hola a tod@s y buenas noches!
Si cada vez que redacto una entrada lo hago con las pilas bien cargadas de ilusión y muchísimas ganas de compartir mis nuevas experiencias en el mundo "reposteril", hoy me sitúo delante de esta hoja en blanco con más ganas y más ilusión aún si cabe.
Y vosotr@s os estaréis preguntando: ¿qué le habrá pasado ahora a ésta? ¿se habrá dado una buena pànzada de cupcakes y está alucinando por una sobredosis de azúcar y buttercream?
Jeje... Pues no, chicos y chicas, esta vez no se trata de cupcakes, ni siquiera de Bundts. Hoy voy a contaros una hermosa historia que se remonta mucho tiempo atrás... Unos 1.000 años para ser más exactos y las protagonistas de este relato son ¡galletas! Pero no unas galletas cualesquiera... No son galletas de mantequilla, ni de avena, no son cookies ni oreo, tampoco os hablo de galletitas saladas. Entonces, ¿de qué galletas se trata ?
Pues de unas preciosas, diferentes y originales: Las Springerle.
¿Habéis oído hablar de ellas? ¿Las habéis visto, probado o -quizás- cocinado?
Si las respuestas son afirmativas ¡shsss! no reveléis el secreto... Pero si por el contrario, no las conocéis de ninguna de las maneras, permitidme que os introduzca en su longevo e histórico origen.
Las galletas Springerle son unas de las galletas alemanas más tradicionales para Navidad, son galletas blancas con sabor a anís que llevan una imagen de distintos motivos estampada sobre su superficie. Las imágenes se imprimen presionando la masa con rodillos de madera o con moldes planos finamente tallados en madera.
La historia de las galletas Springerle se remonta a casi mil años atrás, las tribus germánicas durante la celebración del solsticio de Invierno realizaban sacrificios de animales como ofrenda al dios Wotan (Odín) Rey Supremo de los dioses nórdicos. El caballo era considerado un animal sagrado para esas tribus y la palabra Springerle proviene de un antiguo dialecto alemán que significa algo así como ?pequeño caballo de salto?.
Como la gente pobre no podía permitirse sacrificar a sus animales, realizaban galletas en forma de animales para ofrecerlas como sacrificio al dios Wotan. Aún sobreviven algunos vestigios de esas prácticas paganas en las formas y grabados de los moldes de Springerles, con escenas de animales y de estas festividades.
En la Edad Media, con la inclusión del 25 de Diciembre en el calendario cristiano se continuó con esta tradición de las galletas estampadas, reemplazando los diseños paganos por motivos cristianos, los hornos de los monasterios que proveían de dulces y panes a la realeza fueron los que mayor influencia tuvieron al reemplazar los antiguos motivos en las Springerle incorporando los diseños religiosos que dominaron este período.
Una vez impresa la imagen del molde en la masa, se corta con un cortador de la misma forma y medida.
La primera receta de Springerle apareció en un libro de cocina de 1.688, estas galletas se volvieron muy populares entre 1.600 y 1.800 cuando los artesanos comenzaron a fabricar moldes y rodillos tallados y grabados en madera con intrincados y finos detalles decorativos, los diseños tenían un importante significado simbólico: Fertilidad, virilidad, amor, etc., posteriormente también se incorporaron diseños con flores, frutas y detalles de la vida cotidiana de la época. La mayoría de los moldes de este período se encuentran en museos Europeos o en colecciones privadas.
Los moldes de Springerle son valorados como un tesoro familiar que ha pasado de generación en generación, de madres a hijas a través de los siglos, junto con las antiguas recetas celosamente guardadas.
Fuente: Patricia Arribálzaga (Cakes Haute Couture).
Puesto que los moldes originales tenían imperfecciones superficiales tales como grietas y agujeros de gusano, las réplicas imitan estas características, que no son defectos y añaden un sentido de autenticidad y encanto.?
Dos son los ingredientes peculiares y esenciales de las recetas de galletas Springerle: el aroma de anís y el bicarbonato de amonio o hartshorn. Este último es el precursor de la levadura química y aporta un procesamiento explosivo y rápido para productos que se hornean en corto período de tiempo. El hartshorn permite que las galletas Springerle se horneen rápidamente manteniendo su característico color blanquecino. No es recomendable sustituir el bicarbonato de amonio por levadura química. En cambio, el aroma de anís puede sustituirse por cualquier otro aroma, como naranja, limón...
Actualmente existen dos libros en español donde podrás encontrar recetas de galletas Springerle:
"Cupcakes, cookies y macarons de alta costura" de Patricia Arribálzaga.
"Boutique de Pastelería" de Peggy Porshen.
Para completar toda la extensa información que he podido recopilar sobre la historia, los ingredientes y la receta de estas galletas tan especiales, os adjunto un vídeo en el que podréis ver cómo se crean unas preciosas Springerle, desde el primer ingrediente, pasando por el proceso de secado y finalmente, el horneado de las mismas. (Aviso a navegantes: el vídeo es íntegro en Inglés).
Bueno... ¿qué os parecido la información? ¿No os resulta tremendamente interesante?
Por si os morís de ganas de probar esta maravilla de galletas y no queréis esperar mucho más para poneros a ello, os voy a dejar los ingredientes, la receta y algunos pequeños picks a modo de recordatorio, para que los tengáis en cuenta en el momento en que os remanguéis y os pongáis manos a la obra.
INGREDIENTES:
3 huevos L.
300 gr. de azúcar glass.
60 gr. de mantequilla.
1 cucharada de leche o nata (crema de leche) líquida.
1 cuarto de cucharadita de Hartshon o Bicarbonato de Amonio.
1 cuarto de cucharadita de extracto de anís o limón.
450 gr. de harina de trigo de todo uso.
100 gr. de harina de maíz (Maizena).
ELABORACIÓN: (Receta extraída del Blog de +Bea Roque, El Rincón de Bea).
Mezclar la leche con el bicarbonato de amonio y dejar reposar entre 30 -90 minutos para neutralizar el fuerte olor.
Batir con las varillas los huevos a velocidad media / alta durante unos 10-15 minutos o hasta que blanqueen, espumen y cuadripliquen su volumen.
Añadir el azúcar glass en tres veces.
Incorporar el trocito de mantequilla y seguir batiendo hasta que esté completamente incorporado.
Añadir el Bicarbonato de Amonio y el extracto elegido y batir bien.
Cambiaremos las varillas por la pala y a velocidad mínima, incorporaremos la harina mezclada con la Maizena, cucharada a cucharada justo hasta que esté incorporada.
La masa que obtendremos tendrá una textura sedosa y un poco pegajosa.
Cogemos la masa y la estiramos con el rodillo tomando la precaución de enharinarnos las manos y el rodillo para que no se nos peguen a ella.
Antes de imprimir la imagen del molde en la masa, debemos de untarlo de harina con un pincel, para evitar que se pegue la masa a él. Hemos de hacerlo cada vez que vayamos a hacer una impresión en la masa.
Colocaremos el molde sobre la masa y haremos presión uniforme para que la imagen quede bien impresa en toda ella.
A continuación, levantaremos el molde despacio y suavemente para no romper la masa y cortamos con el cortador elegido. Acto seguido, pasamos las galletas ya cortadas a la bandeja del horno en la que habrán de secar a temperatura ambiente durante un período de entre 6 a 24 horas. En mi caso, y teniendo en cuenta que vivo en una de las regiones más húmedas del Norte de España, me costó la barbaridad de ¡¡28 horas!! y no exagero ni un poquito.
Una vez transcurrido el tiempo de secado y si nos fijamos bien, las galletas habrán sacado una especie de costrita, indicativa del secado completo. Será el momento de introducirlas en el horno, a temperatura baja, 140º por un tiempo de entre 15 y 25 minutos. En mi horno, exactamente los 25 min.
Durante el tiempo de horneado, debemos vigilarlas bien para que no se doren, porque una de las características de estas galletas es su color blanco, por lo que han de estar cocidas pero no doradas, como sucede con otro tipo de galletas.
Una vez horneadas y frías, debemos guardarlas en una lata hermética y separadas por papel de hornear, durante un par de semanas al menos, puesto que otra de sus características es su proceso lento de formación del sabor que se completa en torno a las cuatro semanas.
RECORDAD:
No se debe de utilizar levadura para sustituir al Hartshon, este ingrediente es básico e imprescindible para su lento proceso de horneado y posterior desarrollo del sabor.
Muy importante también el reposo del Hartshon con la leche o nata (crema de leche), para que pierda su fuerte olor.
Pasad el pincel con harina por el molde cada vez que hagáis una impresión en la masa con él. Retiraremos el exceso de harina antes de la impresión.
Retiraremos la galleta a la bandeja con una espátula en cuanto la cortemos, para que no pierda la forma.
Procurad que el proceso de secado se complete del todo, es muy importante que se horneen completamente secas para que no pierdan su forma.
Cuidad la temperatura del horno, recordad que su color ha de ser blanco y no dorado.
¿Qué tal si ahora vemos unas fotos para disfrutar del buen resultado, después del trabajo que nos han dado?
¿Os ha gustado este mega-post? Y lo más importante, ¿os ha gustado la pintaza tan estupenda que tienen las maravillosas Springerle?
Como siempre, esperando a que algun@ de vosotr@s se decida a preparar la receta de hoy y a compartir el resultado con los demás, me despido hasta el próximo post, no sin antes añadir mi recomendación de siempre, ¡encended el horno!
Gracias por estar ahí y leerme y mi más calurosa bienvenida a las nuevas incorporaciones, +Doris Gimenez y +Elvira Porcel .
Un besito para tod@s,