Volviendo con la receta del helado me surgió un serio problema, no tengo heladera y en todas las recetas que veía por la red era necesario este electrodoméstico. He pensado en comprarla e incluso las he estado mirando pero como lo que encontré no me convencía me lancé a la piscina sin heladera.
Todo surgió cuando recibí la caja de Degustabox de este mes, los que seguís el blog ya sabéis que es una caja sorpresa que se recibe mensualmente con una gran variedad de productos. Algunos es posible que ya los conozcamos pero a mi por lo menos, siempre me sorprenden con algo.
Pues eso, en la caja de este mes venían varias cajas de café capuccino de Nescafé y yo que no soy nada cafetera es más, nunca tomo café pero tengo debilidad desde hace mucho tiempo por el capuccino suave, ese que no amarga y tampoco tiene apenas cafeína, así es que de muy de cuando en cuando me tomo alguno. Quería helado de capuccino y no tenía heladera, pues pensando pensando así se me ocurrió la receta. Es rapidísima, fácil de hacer y la textura la verdad es que me ha sorprendido porque para ser un invento no está nada mal.
El helado de capuccino me parece una opción ideal para servir un postre-café e incluso para sorpreder en casa o si tienes invitados porque está riquísimo. Supongo que el que es cafetero no podrá pasar sin su dosis después de comer pero ahora que hace calor os aseguro que este helado es muy apetecible. Os cuento como he hecho la receta.
Ingredientes:
- 370gr de leche condensada
- 500ml de nata (crema de leche) liquida para montar
- 3 sobres de Nescafé capuccino (45gr aprox.)
Preparación:
Montamos la nata (crema de leche) hasta que quede bien durita, tened presente que para que se monte bien tiene que estar muy fría. En un bol aparte echamos la leche condensada y le añadimos los tres sobres de capuccino Nescafé, lo removemos bien bien hasta que prácticamente no se vean motitas de café. Si queda alguna sin disolver no pasa nada porque luego cuando se congela pierde el sabor amargo. Una vez que lo tengamos listo lo mezclamos con la nata (crema de leche) y cuando se haya integrado lo vertéis en un molde preferiblemente de metal y al congelador. En mi caso lo hice una noche y por la mañana ya estaba listo.
Para servirlo dejadlo un par de minutos fuera del congelador para poder sacar las bolas más fácilmente, más no porque se derrite.
Más fácil y rápida imposible, además está tan cremoso y con ese dulce sabor a café que os aseguro este verano lo voy a repetir muchas veces.
Imágenes My Leitmotiv