Horas antes, mi hija, repentinamente dijo "pica mucho", cuando lactaba como de costumbre. Jamás había pasado. Me lavé, me extraje un poco de leche y nada... la titi seguía "picando mucho".
Me estresé con sólo pensar en qué iba a darle si pedía. Corrí a buscar un sacaleches que compré antes de que naciera, por si lo necesitaba. Como nunca lo usé, alguna vez se lo presté para jugar y, obvio, le faltaba un empaque que nunca encontré. Mi primera opción quedaba eliminada.
Ilustración tomada de babycenter.com
Conforme pasaron las horas, las tetas se hinchaban. Ahora mi angustia no era sólo que mi hija pidiera titi y no poder darle; se le unía ese "dolorcito" bello. Llegó la hora de dormir y aparecía mi última esperanza: que olvidara que "picaba mucho"...nada. Por primera vez se durmió sin titi. Pegadita a mí, pero sin titi.
Entonces me levanté a llorar como Magdalena, tratando de entender algo que sabía que iba a ocurrir algún día y que me hizo ver que no estaba lista. ¿Qué era eso que sentía? ¿Acaso no pasaba las últimas noches pidiendo que dejara de comer teta? ¿Cómo es que debe sentirse? ¿Cómo se prepara uno?
Fui corriendo a buscar consuelo con el esposo mío. Inteligentemente, no dijo nada y me escuchó, me abrazó, me contuvo:
-Pensé que tardaría más- le dije- Mi bebé está creciendo...
Volví a dormir un poco, no sin antes susurrarle a mi hija que todo estaba bien; que la amaba y respetaba sus decisiones. Descansé un rato y abracé mis tetas que esa noche estaban más que tristes.
A las 5 de la mañana, mi bebé despertó, sí. Buscó su teti como de costumbre y ¡ya no picaba más! Así volvió de nuevo a la burbuja y mis tetas y yo, a un momento de felicidad.
Imagen tomada de Lúa de Leite
No sé qué fue lo que pasó esa noche; alguna razón habría: las hormonas, la comida, decisión de mi propia hija, qué se yo. Lo único que me quedó claro es que volverá a ocurrir y se cerrará este ciclo en el que la burbuja que tanto cuido, donde madre-hija cohabitan en cuerpo y alma los primeros años de vida, inevitablemente, se romperá.
No sé cómo aún, pues curiosamente, encontré poca información al respecto. Casi toda está enfocada en cómo quitarle la teta al niño, pero empiezo a pensar más en ello, en las siguientes etapas en las que crearemos otro tipo de vínculos. Mientras tanto la abrazo, la beso, la cuido, la nutro y la disfruto, antes de que crezca más.
Sí. Soy pro-lactancia, pro-colecho, pro-crianza con apego y, sobre todo, pro-harto amor.
La receta de la semana
Como saben, también soy pro-orgánica, pro-natural y todo lo que tenga qué ver con la nutrición y alimentación consciente. Me gusta saber qué cómo y de qué esta hecho. Por eso me gusta hacer mis propios panes y galletas, usando variedad de harinas que proveen distintos nutrientes. El centeno es uno de ellos. Amo el pan de caja de centeno puro, sí, aunque sea "pesado", pero llenador. Lo prefiero a los "esponjosos" cargados de levadura y "mejorantes" que muchas veces ignoramos que los contienen.
La harina de centeno integral es buenísima. Por cada 100 gramos, obtienes:
14.03 gramos de proteínas, 22.6 gramos de fibra, 56 mg de calcio, 248 mg de magnesio; además contiene hierro, fósfora, potasio, zinc, selenio, Vitamina C, Vitamina B1, B2, B3, ácido pantoténico y ácido fólico.
Un gran alimento que nutre mejor que cualquier pan comercial empaquetado. Y si les da flojera hacer pan, entonces les propongo unas ricas galletas. Pueden preparar la masa en la tarde-noche, hacer el tubito y al día siguiente, cortarlas y hornearlas para disfrutarlas con el cafecito de la mañana. Aquí les va la receta:
Galletas de espelta y centeno.
Ingredientes:
90 gramos de harina de espelta (puedes usar de trigo)
170 gramos de harina integral de centeno
35 gramos de miel (yo usé de maple, pero puede ser de abeja)
50 gramos de azúcar de coco (o mascabado)
200 gramos de mantequilla a temperatura ambiente (textura pomada)
1 huevo a temperatura ambiente (de preferencia orgánico)
1 cucharadita de canela en polvo
Media cucharadita de jengibre en polvo
Media cucharadita de cardamomo en polvo (opcional)
Media cucharadita de polvo para hornear (a nivel del mar, usa el doble)
Pizca de sal
Cómo hacer:
-Mezcla la harina (de espelta o trigo), las especias, sal, polvo para hornear y azúcar
-Agrega el huevo y la miel
-Añade la mantequilla y mezcla con una pala o cuchara de madera, hasta integrar y tener la consistencia de una papilla
-Agrega el harina integral de centeno y mezcla hasta obtener una mezcla pastosa
-Vuélcala en papel film y forma un tubo o cilindro, como si fuera chorizo
-Refrigera mínimo 6 horas o toda una noche
-Ya frío, sácalo del refri, desenvuelve y corta discos o rebanadas de un centímetro de grosor
-Hornea en horno precalentado a 175°C, por 20 minutos, aprox. o hasta que doren un poco de la base y los bordes
-Saca del horno y deja enfriar. Es importante dejarlas enfriar lo suficiente.
Espero les guste tanto como a mí. Por cierto, pueden encontrar harina integral de centeno en mi tienda Linaza y chía
Nos leemos pronto.