La leche frita es un dulce típico de España, muy sencillo de preparar y realmente delicioso. Como ocurre con casi todos los dulces tradicionales… siempre hay variantes. La receta básica consiste en una mezcla de leche, harina, azúcar, canela y limón, que se cuece al fuego hasta que espesa, luego se corta en porciones, se reboza con harina y huevo y se fríe en aceite, terminando con un poco de azúcar y canela espolvoreada por encima de las porciones.
Entre las miles de variantes que existen, algunas podrían ser: incluir huevo en la mezcla de leche, añadir también un par de cucharadas de cacao a la leche (leche frita con chocolate), rebozar las porciones con maicena o con pan rallado… e incluso se puede conseguir una estupenda leche frita sin gluten y sin apenas modificar la receta básica.
Yo suelo añadir a la leche, además de la canela y cáscara de limón, unos 5-6 clavos de olor, aunque es totalmente opcional, pero me gusta mucho el toque que le da al conjunto.
Hacía ya casi un año que no preparaba leche frita y además, me he sorprendido al darme cuenta que ni siquiera tenía apuntada una receta, sino que casi siempre la he preparado midiendo los ingredientes a ojo. Hoy he sido buena y me he puesto a medir y pesar para guardar la receta para la posteridad
Hay quienes considerarán que este dulce sólo se prepara en ciertas fechas del año, pero para mí es perfecta para cualquier día “otoño-invierno” y hago esa especificación únicamente porque la leche frita está también muy buena recién frita y aún calentita… y los dulces calentitos suelen apetecer más en esta época del año, cuando ya comienza a refrescar.
Espero que la disfrutéis y si la preparáis, me encantaría que me contaseis qué tal os ha parecido.
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Leche frita
Prep: 30 min | Reposo: 5-6 horas | Fritura: 15-20 min | Raciones: 12 unidades | Dificultad: Baja
Ingredientes:
750 ml leche entera (3/4 litro)
75 gr maicena* (7-8 cucharadas o ½ taza)
75 gr azúcar (6-8 cucharadas o al gusto)
1 rama de canela
La piel de un limón pequeño
5-6 clavos de olor
Para freír y decorar:
1 huevo
Harina (sustituir por maicena o harina de arroz si queremos la receta sin gluten)
Aceite de oliva suave o de girasol
2-3 cucharadas de azúcar
½ cucharadita de canela en polvo
* La maicena no es lo mismo que harina de maíz, sino que se trata de harina de fécula de maíz, ya que se prepara sólo con esa pequeña parte del grano.
Elaboración:
En primer lugar, del total de la leche fría apartamos un vaso (200 ml aproximadamente) y disolvemos en él la maicena.
Ponemos el resto de la leche en un cazo y le añadimos el azúcar, la canela, el clavo y la cáscara de limón. (El limón que yo tenía era bastante grande, así que sólo he añadido la mitad de la cascara.)
La canela se puede dejar entera, pero a mí me gusta “desenrollarla” un poco y obtener 4-5 trozos alargados de canela. De ese modo la leche absorbe más rápidamente el sabor.
Recordar que al cortar la cáscara de limón no debemos cortar demasiado de la parte blanca para evitar que le de sabor amargoso a la leche. Sólo queremos el aroma y sabor cítrico del limón.
Calentamos la leche a fuego medio removiendo con una cuchara para facilitar que se disuelva bien el azúcar. Cuando rompa a hervir apagamos el fuego y dejamos reposar unos 10-15 minutos para que la leche coja bien todo el sabor de las especias y el limón.
Pasado este tiempo retiramos el limón y la canela. Pasamos la leche por un colador para retirar posibles virutas de canela y los clavos de olor.
Ponemos de nuevo a calentar la leche a fuego medio. Sin dejar de remover con unas varillas añadimos poco a poco el vaso de leche en el que teníamos disuelta la maicena. Después de unos 2-3 minutos notaremos que la leche comienza a espesar.
Mantenemos la leche a fuego medio y sin dejar de remover. De este modo, aunque la leche espesa más despacio, le damos tiempo a la maicena a cocinarse y evitar que el postre tenga sabor a harina cruda.
Este proceso durará entre 10-15 minutos. Cuando comiencen a aparecer algunas burbujas en la superficie (a mi me recuerda a la lava) apagamos el fuego y vertemos la leche en un recipiente previamente engrasado con un poco de aceite.
Cubrimos la superficie superior con papel de film transparente para evitar que salga nata (crema de leche). Dejamos templar sobre la encimera de la cocina durante 1-2 horas. Luego conservamos en la nevera durante al menos otras 2-3 horas (yo la dejo toda la noche y termino de preparar la leche frita al día siguiente).
Volcamos el recipiente con cuidado sobre nuestra superficie de trabajo y troceamos la leche cuajada en trocos cuadrados o rectangulares de aproximadamente 4-5 cm de lado. (Las dimensiones también dependerán del recipiente en el que hayamos dejado cuajar la leche. Mis trocitos son de 4x4x2 cm aproximadamente)
Rebozamos las porciones, pasándolas primero por harina y luego por huevo y friéndolas posteriormente en aceite bien caliente. Dejamos freír cada porción aproximadamente medio minuto por cada lado.
Sacamos las porciones del aceite y las colocamos en un plato sobre papel de cocina para retirar el exceso de aceite.
Para terminar la receta, espolvoreamos cada trocito con una mezcla de azúcar y canela.
Se puede servir templada o fría. Se conservan perfectamente durante un par de días fuera de la nevera y cubiertas con un papel de cocina. Aunque… dudo mucho que os dure tanto
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