Un clásico de los desayunos en casa son las magdalenas. Además es una de las cosas que no compramos jamás ya que hacerlas es extremadamente fácil y además se conservan bien durante un montón de días si las guardamos como Dios manda.
Admiten tantas variaciones como se nos ocurran pero para mí, estas siempre serán las mejores. Sabor clásico para un dulce que hace que las mañanas sean más fáciles.
¿Qué necesito?
3 huevos
200 gr de azúcar
200 gr de nata (crema de leche)
250 gr de harina
75 gr de aceite de oliva suave (0,4)
Ralladura de un limón o naranja pequeña
1 cucharadita de levadura tipo Royal
Un poco más de azúcar para espolvorear¿Cómo lo hago?
Para preparar la masa de estas magdalenas, empezaremos por los ingredientes líquidos. En un bol grande, batimos los tres huevos, les añadimos el azúcar, la nata (crema de leche) y el aceite, mezclando bien antes de añadir el siguiente. Por último echamos la harina mezclada con la levadura y la ralladura de un limón.
Metemos la masa en la nevera y dejamos que se enfríe al menos durante 30 minutos.
Mientras la masa está en el frigo, ponemos el horno a precalentar a 250º.
Pasado el tiempo necesario, vertemos la masa en los moldes para magdalenas hasta casi el borde y ponemos un pellizco de azúcar en el centro.
Horneamos durante unos 15 minutos (o hasta que al clavar un palillo, este salga limpio). Los primeros 10 minutos a 220º y los últimos 5, a 210º.
¿Qué más necesito saber?
Es mejor poner las magdalenas en moldes metálicos para que mantengan su forma.
Las magdalenas salen igual de buenas si no metemos la masa en la nevera pero al enfriar la masa conseguimos ese copete tan característico y apetitoso.
Fuente: este post proviene de Vuelta y vuelta, donde puedes consultar el contenido original.
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