A pesar de que siempre he preparado en casa repostería casera de la de "toda la vida" y de que llevo un tiempo interesada en la Repostería Creativa, lo cierto es que todavía son pocas las recetas que he probado a hacer. Soy bastante "tiquismiquis" y desde el momento en que encuentro una receta que me llama la atención más que otra en alguno de los muchos blogs que visito a diario, hasta que me pongo manos a la obra, pueden pasar días e incluso un par de semanas. Primero, me leo y me releo la receta un montón de veces, hasta que prácticamente la aprendo de memoria, y aún así, soy de esas personas a las que le gusta cocinar con la receta delante para asegurarme de que la cumplo a rajatabla. A continuación y como es lógico, tengo que adquirir el material necesario, y como en la ciudad en la que yo vivo no hay ninguna tienda especializada en este tipo de Repostería, pues tengo que echar mano de las tiendas online y ésto lleva su tiempo. Siempre transcurren como mínimo 2 días desde que realizo el pedido hasta que me llega a casa y a veces, te encuentras con que, justamente aquella boquilla que necesitas o algún colorante, e incluso algún ingrediente algo "especial" como un sirope de maíz o un extracto están agotados y sólo puedes esperar pacientemente a que te envíen un mail avisándote de que el artículo en cuestión ha sido repuesto.
El caso es que aún sin apenas experiencia práctica, me decidí a regalarles a mis suegros unos cupcakes y claro, no podían ser unos cupcakes cualesquiera, tenían que ser unos preciosos y estupendos cupcakes, a poder ser, de lo más vistosos, pero sin una decoración demasiado elaborada para mi parca experiencia.
Pues bien, recurrí a mi tan socorrida Alma Obregón y su estupendo y divertido blog y enseguida encontré lo que buscaba: Me decidí por unos cupcakes siguiendo la receta de vainilla infalible con buttercream de chocolate blanco.
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