El mutabbaq, también conocido como kellaj, es uno de los dulces preferidos de los palestinos. Consiste en un pastel de queso blanco al horno, aunque también es común encontrarlo relleno de nueces picadas, azúcar glass, canela y mantequilla. De cualquier modo, este tradicional postre está delicioso.
Su elaboración es realmente sencilla: colocar unas capas de pasta filo, encima la mezcla de quesos blancos, tapar con más capas de pasta filo y hornear. Finalmente, lo regamos con un poco de almíbar y decoramos con pistachitos troceados. ¡No puede ser más sencillo y no puede estar más bueno! os animo a que lo probéis ;)
A continuación os dejo un vídeo de su preparación. ¡Ah! y gracias a Yotam Ottolenghi, por la receta que he encontrado en su libro Jerusalén, crisol de las cocinas del mundo. Un imprescindible para los curiosos y amantes de la cocina internacional.
Mutabbaq. Pastel de queso dulce de Jerusalén
Servings: 8 personas
Time: 40 min
Difficulty: media
Ingredientes:
300 gr. de requesón o queso ricotta
150 gr. de queso tierno de cabra
100 gr. de mantequilla sin sal derretida
12 láminas de pasta filo
90 ml. de agua
280 gr. de azúcar glass
3 cucharadas de zumo de limón
Un chorrito de agua de azahar
Pistachos sin sal
Cómo hacer Mutabbaq. Pastel de queso dulce de Jerusalén:
Precalentamos el horno a 200ºC. Mientras se calienta vamos montando el mutabbaq.
Sobre una bandeja de horno previamente untada con mantequilla colocamos una hoja de pasta filo y la pintamos con mantequilla derretida, colocamos otra capa y la volvemos a pintar con mantequilla, y así hasta montar 6 capas.
A continuación mezclamos en un bol el requesón y el queso de cabra. Lo extendemos sobre la capa superior de pasta filo, dejando los bordes libres para poder cerrarlo después. Pintamos el queso con mantequilla y tapamos colocando otras 6 capas de pasta filo, cada una untada con mantequilla.
Para cerrarlo, doblamos los bordes hacia abajo de forma que el pastel quede bien sellado con el queso dentro (en el vídeo de arriba se ve muy bien como hacerlo).
Pintamos por encima con más mantequilla y cortamos la superficie en cuadrados con un cuchillo , llegando casi hasta la última capa.
Metemos la bandeja en el horno y horneamos unos 25 minutos hasta que veamos que está bien dorado y crujiente.
Mientras se calienta preparamos el almíbar. Para ello calentamos en un cazo el agua, el azúcar glass, las 3 cucharadas de zumo de limón y un chorrito de agua de azahar. Dejamos hervir unos 2 minutos y retiramos del fuego.
Cuando saquemos el mutabbaq del horno lo regamos con el almíbar, decoramos por encima con pistachos machacados y dejamos reposar 10 minutos.
Servimos tibio.
Degustación:
El mutabbaq se puede disfrutar caliente o frío, y es perfecto como postre cuando tenemos invitados; crujiente y con ese color dorado es una maravilla. Además lo que sobre se puede guardar en la nevera y volver a calentar en el horno, aunque no que creo que os dure más de un día, ¡está riquísimo!