Existen infinitas variedades de tartas de queso, y en cada restaurante nuevo que visitamos, pedimos una cheesecake, ya que se ha convertido en nuestro estándar para ver el nivel de los postres (como pedir bravas en un bar). Habréis visto que las hay horneadas, sin hornear, amarillentas, con gelatina, esponjosas, calientes… Por lo que son todo un mundo. Pero las tartas de queso que a nosotros nos gustan son las horneadas pero servidas frias y con base crujiente. Venderíamos el alma al diablo por un pedacito, aunque a decir verdad, no hacemos ascos a ninguna cheesecake. Esta New York Cheesecake tiene todo lo que tiene que tener una cheesecake: base de galleta crujiente, la crema de queso y, por último, mermelada.
INGREDIENTES – New York Cheesecake de 18 cm de diámetro
Para la base
220 g de galletas Chiquilín (o Digestive, según los gustos)
100 g de mantequilla
Para la crema de queso
750 g de queso Philadelphia
3 huevos
200 g de leche condensada
Un par de gotas de zumo de limón
Para el coulis de fresa
Mermelada de fresa casera
ELABORACIÓN
– Precalienta el horno a 175 ºC y ten a mano tu molde desmontable para la cheesecake. Es muy importante que sea desmontable ya que la tarta de queso no es como un bizcocho, y se nos desparramará cuando lo saquemos. Los moldes de silicona son los que mejor van para este tipo de tartas y además son muy limpios ya que se lavan muy fácil.
Comenzaremos primero con la base de la New York cheesecake. Como hemos dicho, ésta puede hacerse con las galletas que más os gusten, pero para nosotros las que mejor quedan son las Digestive y las Chiquilín. En este caso esta tarta de queso la hemos hecho con estas últimas.
– El primer paso es desmenuzar las galletas. Lo más cómodo y sencillo es utilizar un molinillo o batidora, pero también puede hacerse entre dos paños y pasando el rodillo. Si lo hacéis con el molinillo parad antes de que quede polvo fino, ya que si quedan algunos trozos la base será más crujiente y estará mucho mejor.
– Añadimos la mantequilla a temperatura ambiente y removemos todo bien para que la galleta se integre y formemos una masa. La llevamos a nuestro molde y forramos el fondo con esta galleta, presionando con los dedos o una cucharilla para formar una base uniforme.
– Horneamos la base unos 10 minutos, para que endurezca y coja resistencia. Sacamos el molde y lo dejamos enfriar otra vez.
– Bajamos la temperatura del horno a 150 ºC para el siguiente horneado con la crema de queso.
Mientras la base de la tarta de queso se cocina, iremos haciendo la crema de queso para el interior.
– En un bol batimos el queso Philadelphia con una batidora amasadora, para que el queso reblandezca y quede bien liso y esponjoso. Podéis añadirle algo de azúcar si queréis, pero nosotros lo hacemos sin ya que el queso Philadelphia y la leche condensada ya nos parecen suficientemente dulces.
– Añadimos los huevos de uno en uno y batimos bien para que se integre y formemos la crema de queso con una consistencia esponjosa. Por último añadimos la leche condensada y batimos hasta homogeneizar la crema.
– Vertemos la mezcla sobre la base de galleta que habíamos cocinado y lo volvemos a meter al horno, esta vez a 150 ºC durante 1h 30min aproximadamente. Pasado ese tiempo, apaga el horno, abre la puerta y deja que la cheesecake enfríe allí mismo.
– Por último, cuando haya enfriado del todo y la hayamos sacado del horno, solo quedará decorar la New York cheesecake con mermelada. Podéis utilizar cualquier mermelada, pero lo mejor es utilizar mermeladas caseras, como la que de fresas que os enseñamos a hacer y es la que hemos utilizado en esta receta.
Animaros a hacer esta New York cheesecake en casa. Ya veréis como os encanta y si tenéis invitados, os pedirán la receta. Es muy fácil de hacer, solo hay que tener paciencia al batir y hacerlo muy lentamente. Por lo demás, el truco está en el primer horneado de la galleta, que hará que se compacte y así no se rompa al servirla.
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