Si hay alguien a quién quiero agradecer tantas cosas ese es mi marido, Jose. Siempre está ahí. Llevo media vida con él. A él le quiero agradecer que me apoye día a día en mi fiebre repostera y en lo que conlleva sacar adelante un blog. No tengo la suerte de tener ningún patrocinador, yo costeo los gastos de dominio, todos los utensilios e ingredientes para realizar mis creaciones. Para mí es una gran satisfacción personal pero he de reconocer que lleva mucho tiempo, y también dinero, hacer un postre, elegir la receta e investigar, conseguir los ingredientes, preparar el set y el atrezzo para el postre, fotografiar el paso a paso de la receta, probar y comparar resultados, editar las fotos, redactar el post, publicarlo en las redes sociales. Aquellos que tenéis un blog de manera profesional o casera me entenderéis perfectamente.
No, no es fácil, pero es mi hobby. Cuando la gente me pregunta que de dónde saco tiempo para después de atender a mis hijas, llevar la casa, mi trabajo en el hospital, … , dedicarle tiempo a la repostería y al blog. Entonces me doy cuenta de lo mucho que me ayuda mi marido cuando un sábado por la mañana me enfrasco en la cocina y él entretiene a las niñas, hace la comida y me deja mi tiempo y espacio necesarios para llevar a cabo esta locura. Cuando un fin de semana preparo un desayuno especial pero todos han de esperar a que lo haya fotografiado debidamente, con la que lío para preparar las sesiones fotográficas en casa. Cuando en ocasiones especiales le robo horas a la noche. Cuando me acompaña de compras para encontrar un plato, un vaso, un molde, algo que me sirva para seguir haciendo cosas nuevas en la cocina. Es en esos momentos en los que entiendo la paciencia que tiene conmigo.
Gracias Jose, gracias por estar ahí siempre cariño. El post de hoy te lo dedico a ti por tu comprensión.
Y dicho esto, otra vuelta de tuerca a la tarta de queso. Hoy os traigo una versión diferente de la New York cheesecake. La misma receta que en el último post pero esta vez con una cobertura que me encanta, sirope casero de frambuesas. Es el mismo que utilicé para el helado de tarta de queso y frambuesas. Si además cubrís la tarta con frambuesas frescas, mmmmmmmmm. Inmejorable. Frutos rojos y antioxidantes “a tuti plen”.
Si quieres ver el paso a paso de la tarta pincha aquí. Si quieres hacer el sirope de frambuesas casero pincha aquí. He decidido que esta receta de cheesecake queda mejor, un poco más consistente, con más cuerpo, sin el baño María. En esta ocasión no he hecho la base, la he comprado. Ya os he contado alguna vez que la mayoría de las bases de cheesecakes americanas están hechas con Graham crackers. Pues bien, he encontrado una base ya preparada en la tienda Taste of America hecha con estas galletas así que no me lo pensé, me la llevé a casa. Lista para usar. Un día es un día.
Me sobraba sirope del que hice para el helado así que me puse manos a la obra, esta vez me costó menos hacer la tarta, jugaba con ventaja. No suelo comprar preparados pero esta vez acerté de pleno. Una tarta vistosa, bonita y deliciosa en muy poco tiempo. ¿Quién se apunta?
Rapsberry New York cheesecake
– Base de galleta Graham cracker
– Relleno de cheesecake (pincha aquí)
– Sirope casero de frambuesas (pincha aquí)
– 200 g de frambuesas frescas
Tan fácil como seguir el paso a paso de los enlaces y una vez horneada y refrigerada toda una noche nuestra cheesecake cubrir con el sirope y decorar con las frambuesas. El punto ácido de las frambuesas con la cremosidad de la mezcla de queso y el dulzor de la base de galleta es simplemente delicioso. Cuando das un bocado a esta tarta se para el mundo a tu alrededor.
Tiene un color bonito porque sí.
Como veis la base cubre fondo y laterales, está buena y luce así de bonita.
Sirope de frambuesa cayendo por una pared de queso mmmmm
Dan o no ganas de hincarle el diente.
Yo este fin de semana entre la de nueces y la de frambuesas oh my God!!!!!
Muero de amor por estas cheesecake de frambuesa.
Y si acompañamos la tarta de un moscatel bien frío: Blue Moscato Don Luciano.
A mi marido le atrajo el color azul turquesa tan bonito y las burbujas que desprende. Aromas intensos y atractivos de albaricoque, melón y pétalos de rosa. Fresco, ligeramente dulce, con rico sabor a lichis. A mí me ha conquistado. Y por 2 € la botella que más se puede pedir.
SI TENÉIS ALGUNA DUDA, SI OS HA GUSTADO LA RECETA, DADLE AL ME GUSTA, COMPARTID O DEJAD UN COMENTARIO. GRACIAS POR LEER MI BLOG Y HASTA LA PRÓXIMA ENTRADA. PATRI.