Qué lejos queda en ?Mi cocina? virtual aquella entrada que sencillamente denominé simplemente PAN, aquél 2 de Febrero de hace dos años. Me costó creer que mis propias manos habían podido dar forma a algo tan especial.
He de reconocer que hacer pan es de lo más gratificante, hay un antes y un después a la hora de consumirlo; el pan que solemos comprar habitualmente en las panaderías (exceptuando el que aún y cada vez menos podemos encontrar hecho artesanalmente), nada o poco tiene que ver con un buen pan hecho en casa, aunque la base, harina, agua, levadura y sal sea la misma.
El placer de meter las manos en la masa, darle forma, los ingredientes, el ?mimo?, el cariño y el tiempo preparándolo, cuidando el horneado, aporta un resultado sumamente gratificante, una buena hogaza, un sencillo pan casero o una humilde barra; todos ellos con un aroma inconfundible que impregna no sólo la cocina, sino el alma.
Admiro y ?envidio? sanamente a aquellos blogueros que tienen la paciencia, experiencia y conocimientos de éste difícil mundo de las tahonas; yo he hecho mis pinitos, no quiero dejar de disfrutar de comer mi propio pan; los que he hecho hasta ahora son todos muy fáciles, sencillos al máximo, de fácil elaboración, éstos panes que he preparado en ésta ocasión han sido los más ?complicados?, sobre todo por el tiempo necesario, por todo el largo proceso en sí mismo y la masa que al ser muy pegajosa me resultó muy difícil de manejar.
En casa no somos muy ?paneros?, me explico, nos gusta el pan en el desayuno, con una buena salsa no nos puede faltar, pero quizás influenciada por mis antepasados, acostumbrábamos a acompañar primeros platos con ensaladas o vegetales crudos ( no hay cosa más rica que un potaje de lentejas con un pimiento o un casco de cebolla crudos), pero también por nuestra gran afición y pasión por la cultura gastronomica oriental (acompañar los guisos con arroz por ejemplo), no solemos comer con pan. Pero sí que hay platos, recetas y momentos que nos encanta disfrutarlo.
Uno de los panes que más nos gustan, sobre todo a mi marido, es el pan de chapata?..y éste fin de semana me decidí a prepararlo, siguiendo los pasos de mi queridísimo libro ?Pan recién hecho?? mi maestro panadero.
El pan de Chapata es uno de los panes más conocidos y apreciados, sobre todo en Europa. Este pan de Chapata rústico de origen italiano es compacto, tiene la corteza dura y una forma plana y alargada. Por dentro, una miga abierta en agujeros, perfumada, esponjosa, suave y deliciosa. No se pone duro en varios días; pienso que el éxito de su sabor está en sus ingredientes y sobre todo en la fermentación lenta de su masa.
¿Cómo lo hice?
Ingredientes para tres chapatas:
Una taza y tres cuartos de agua templada, cuatro cucharadas de leche desnatada templada, cuatro tazas y media de harina blanca para pan (harina de fuerza, especial para hacer pan, que pueden encontrar en cualquier supermercado), un sobre de levadura seca activa (usé de la marca Royal, especial para pan), dos cucharaditas de sal, tres cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra (estoy usando actualmente de Riogordo, por supuesto como es habitual en ?Mi cocina?, malagueño).
Para la Biga (masa madre):
Tres tazas de harina blanca para pan (harina de fuerza), un poco más de harina para espolvorear, una cucharadita y un cuarto más de levadura seca activa (usé la marca Royal, especial para pan), una taza de agua templada.
El Proceso:
Ante todo, hay que preparar la biga (masa madre) siguiendo éstos pasos:
En un cuenco tamizar la harina, añadir la levadura, remover y hacer un hueco en el centro. Echar el agua templada y remover hasta que la masa se aglutine.
Volcarla sobre una superficie espolvoreada con un poco de harina y trabajarla con las manos durante unos cinco minutos, hasta que quede homogénea y elástica.
Darle forma de bola, ponerla en un cuenco, introduciéndolo en una bolsa de plástico bien cerrado (o tapándola con un paño humedecido). Dejándolo en un lugar cálido (lo dejé dentro del horno bien cerrado) durante 12 horas, hasta que ?laude? y casi empiece a desmoronarse.
¡¡ Y paciencia, que es la madre de todas las ciencias??. !! Pasado éste tiempo?.
En la biga (la masa madre) echar el agua y la leche (templada, no lo olviden), de forma gradual, lentamente, mientras se va batiendo con una cuchara de madera.
Ir añadiendo la harina y la levadura a puñaditos, poco a poco, mientras se va amasando con la otra mano. Por último echar la sal y el aceite.
(La masa quedará muy húmeda, no tienen que añadir más harina?)