Para mí las recetas de Xavier Barriga son un éxito asegurado. Desde que tengo su libro Pan he hecho infinidad de recetas. Sus explicaciones son sencillas, su forma de trabajar con las masas muy fácil, mucho menos complicada que otros panaderos internacionales de más renombre. En definitiva, que para los que se quieran iniciar en el mundo de las masas no sería mala idea hacerlo con recetas suyas. En esta ocasión he querido preparar unos panecillos de leche. Solos o acompañados de cualquier relleno son ideales. Engordan, sí, pero nada tienen que ver con los panecillos de leche industriales que podemos encontrar en los comercios. Podemos congelarlos y sacarlos uno a uno para las meriendas de nuestros hijos, y así cada día tomaran una merienda casera.
INGREDIENTES:
250 gr. de harina de fuerza
250 gr. de harina de trigo
12 gr. de sal
40 gr. de azúcar (si os gustan dulces podéis incrementar la cantidad de azúcar)
25 gr. de leche en polvo
20 gr. de miel
1 huevo
250 ml. de leche semidesnatada (en la receta original, leche fresca)
50 gr. de mantequilla
25 gr. de levadura fresca
1 huevo para pintar
PREPARACIÓN:
Sacamos la mantequilla de la nevera 30 minutos antes, y la cortamos en trozos para que se nos ablande. Añadimos en un bol todos los ingredientes, menos la leche y la levadura fresca. Mezclamos todo, y añadimos la leche poco a poco, si vemos que la masa se nos ablanda mucho no terminaremos de añadir la leche, sólo la que sea necesaria. Amasamos, ya sea a mano, con amasadora o panificadora. Al final añadimos la levadura y amasamos un poquito más, hasta conseguir una masa firme, pero lisa. Cortamos la masa en porciones de 80 gr. (creo que me salieron unos once), dejamos reposar sobre la encimera enharinada y tapamos con un paño húmedo durante 30 minutos.
Después de este primer tiempo de levado cogemos cada porción de masa y formamos barritas sin punta. Ponemos en la bandeja del horno (encima del papel de hornear). Dejamos levar unos 90 minutos, tapados con un paño húmedo. Una vez pasado el tiempo pintamos con huevo y le hacemos unos cortes profundo con un cúter o cuchilla. Introducimos en el horno, que habremos precalentado a 250º con vapor (un cuenco con agua y un paño dentro), bajamos a 230º antes de hornear y los horneamos durante unos 12 minutos o hasta que estén dorados. Sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Xavier Barriga nos da la opción también de ponerles azúcar antes de hornear o pintarlos con mantequilla fundida una vez fríos para conseguir que queden más brillantes. Aunque yo no le añadí nada, los dejé tal cual. Como siempre, este tipo de bollos están mejor recién horneados, cuando se hayan enfriado, al día siguiente ya no están tan blanditos, por lo que es recomendable tomarlos tostados, con mantequilla (casera, por ejemplo) y con alguna mermelada, como la de fresa. Así es como me comí yo los que nos sobraron.
Feliz miércoles.
Lidia.