El que os presentamos hoy aprovecha unas más que tiernas acelgas del maceto-huerto de la terraza , combinadas con unas pequeñas pak choi (baby bok choy), carne de cerdo en formato butifarra, dátiles y anacardos y, para aprovechar restos, una base de pasta brick y una cobertura de pasta filo.
Ingredientes
500 g de acelgas y pak choi* (u otra verdura de hoja verde)
500 g de butifarra
1 cebolleta tierna
25 g de pasas (opción B: 2 dátiles)
30 g de piñones (opción B: anacardos crudos)
2 dientes de ajo
jengibre (igual cantidad que de ajo)
30 ml de jerez seco
sal, pimienta negra
aceite de oliva
pasta filo o pasta brick
* Pak choi: verdura de la familia de las coles blancas chinas, parecida a nuestras acelgas.
Preparación
Preparar los ingredientes para tenerlos a mano. Ya os hemos comentado que las acelgas son de cosecha propia, de una variedad con las pencas de colores.
Picar fino los dientes de ajo y rallar el jengibre. Cortar en trocitos la cebolleta tierna, los dátiles y los anacardos.
Precalentar el horno a 200º.
Colocar una sartén al fuego y calentar un par de cucharadas de aceite de oliva. Dorar ligeramente los ajos y el jengibre, incorporar la cebolleta y pochar, salpimentar.
Añadir los dátiles y los anacardos y saltearlos un par de minutos. Incorporar la carne de cerdo (picada o, como aquí, butifarra desmenuzada), mezclar bien con el resto de ingredientes y dejar cocer unos minutos para que dore la carne.
Verter por encima el jerez seco, remover y dejar que evapore el alcohol.
Añadir las verduras, previamente lavadas y cortadas. Dejar que pierdan un poco de volumen y mezclar con la carne. Dos o tres minutos de cocción serán suficientes. Probar y rectificar de sal si fuera necesario.
Forrar un molde redondo de unos 22 cm, ligeramente engrasado, con tres o cuatro hojas de la masa elegida. Yo prefiero la filo porque queda más crujiente y dorada, pero en este caso para aprovechar restos de otras preparaciones la base es de masa brick.
Rellenar el molde con la pasta de carne y verduras.
Untar con aceite tres o cuatro hojas de masa filo y colocarlas tapando el relleno de manera que queden arrugadas y cubran la superficie del molde.
Hornear, a 200º, hasta que la masa adquiera un intenso color dorado. Retirar, dejar entibiar y desmoldar.
Otra opción de elaboración y presentación es en pasteles individuales.
Dividir en tres bandas cada hoja grande de masa filo y untarlas con aceite de oliva. Ir colocándolas de manera longitudinal en los moldes hasta que cubran toda la circunferencia.
Rellenar los moldes con la pasta de carne y verduras. Llevar las hojas de masa hacia el centro, retorcer como cerrando un saquito y aplastar hacia abajo.
Hornear a 200º hasta que la masa quede dorada y crujiente. Desmoldar y servir.
Si te gusta encerrar cosas dentro de una masa, aquí te dejamos otras opciones (para ver las recetas solo tienes que hacer clic en el nombre)
Pastel de rabo de buey
Solomillo Wellington