Yo creo que el nombre de esta receta va con segundas. No tengo ni idea de porqué las llamaron así ni cuándo las bautizaron con ese nombre (hoy no me ha dado tiempo de investigar), pero me puedo imaginar que como es un plato típico andaluz, la cosa iba con guasa.
Porque pobres serían unas simples patatas hervidas, por eso de no usar ni siquiera aceite, pero no es el caso de estas patatas que seguramente todos conocemos y sabemos lo riquísimas que están.
Te sirven como aperitivo, como guarnición de carnes y pescados o con unos huevos fritos, que para mí es como mejor están, sin duda.
No tienen mucho misterio salvo que tienen que hacerse el tiempo necesario, porque primero hay que "cocerlas" en el aceite y finalmente dorarlas. Las puedes hacer con pimientos verdes o rojos, y al final un toque de vinagre si te gusta, pero hay quien no se lo pone. De cualquier manera están impresionantes!
Ingredientes:
- 3 o 4 patatas
- 1 cebolla
- 1 pimiento verde
- 3 dientes de ajo
- sal, aceite de oliva y un chorrito de vinagre.
- perejil picado
Elaboración:
1. Cortamos las patatas en rodajas de medio cm. y la cebolla y el pimiento verde en juliana.
2. En una sartén o cazuela ponemos dos dedos de aceite de oliva y ponemos todas las verduras sazonadas con sal junto con los ajos enteros y sin pelar. Dejamos que se vayan haciendo a fuego medio, porque de momento no se tienen que dorar. Hay que darles la vuelta con cuidado, intentando que no se rompan aunque es inevitable que alguna acabe por la mitad.
3. Cuando veamos que la patata está blanda, subimos el fuego para que se doren.
4. Las sacamos a un plato o fuente con papel de cocina para que escurran el exceso de grasa.
5. Después añadimos un chorrito de vinagre y perejil picado, y ya las tenemos listas!
Ahora, ponlas con lo que tú quieras, o así solas que están para morirse.
¡Que tengas un finde estupendo!