Una de las cosas que ha salido de la cocina es una melva en escabeche. La verdad es que es la primera vez que la compro fresca, pero tenía entendido que era muy similar al bonito, así que decidí comprarla y cocinarla como tal.
Y qué mejor para el calor que un escabeche. Me parece la mar de refrescante y sabroso, y una manera creo que bastante sana de comer pescado en jugo. Además, una de las maneras como más me gusta comerlo es dentro de una ensalada, por lo que me sirve de excusa para hacer más :)
Y otras de las cosas buenas que tiene es que se conserva muy bien, así que puedo hacer una ración generosa e irla tomando cuando me apetece. Son todo ventajas, ¿no?
La receta que comparto es para una melva de unos 500gr.
Ingredientes para unas 4 raciones aproximadas:
- 500 gr de pescado azul
- 1 vaso de vinagre de vino blanco o de manzana
- 1 y 1/2 vasos de agua
- 1/2 vaso de aceite de oliva virgen extra
- 8 – 10 dientes de ajo
- 2 hojas de laurel
- 1 cucharadita de pimentón rojo
- un puñadito de granos de pimienta negra
- sal
Preparación:
Pedimos en la pescadería que nos limpien el pescado de la manera que más nos guste para ello. A mí me gusta a taquitos, así que pido los dos lomos, les quito las espinas y lo corto a taquitos.
Quizá estéis acostumbrados a hacer el escabeche enharinando y friendo el pescado antes. Pero si lo probáis así creo que os gustará mucho también, o quizá más, y os ahorráis harina y frito en la receta.
Ponemos una cazuela alta al fuego con el aceite a fuego medio.
Pelamos los ajos y los añadimos a la cazuela cuando el aceite esté caliente, añadimos también las hojas de laurel y bajamos el fuego, para que los ajos se confiten un poco en lugar de freírse. Cuando veamos que empiezan a tener el color doradito, apagamos el fuego y esperamos unos minutos.
Cuando el aceite se haya enfriado le añadimos el agua, el vinagre, la pimienta y el pimentón y volvemos a llevarlo a fuego medio.
Cuando esté bien caliente de nuevo la mezcla añadimos el pescado troceado y dejamos que se haga unos 5 minutos o hasta que esté cocinado, sin subir el calor del fuego. Rectificamos de sal ahora.
Veréis que se hace enseguida.
Y ya está. Lo dejáis enfriar del todo o lo servís templado, como os guste. A mí me gusta dejarlo reposar mínimo un día, totalmente cubierto con el escabeche, en un recipiente de barro con tapa y fuera de la nevera si es invierno o en un recipiente hermético en la nevera si ya hace calor (ahora ha tocado así).
Ya me diréis qué tal.
¡Que aproveche!