Origen: Grecia
Tipos que se elaboran: Feta fresco
Curación: Al menos de 3 meses (salmuera)
Hecho con leche de: Leche de oveja y cabra sin pasteurizar.
Lugares de producción original: Grecia
Feta o φέτα, su nombre en griego, quiere decir literalmente “queso blanco”, es un queso de origen griego muy popular, pero no solo en el país heleno, sino también lo es en países como Turquía, dónde es conocido como beyaz peynir y con igual significado, pero aquí no acaba la popularidad de este queso, ya que su popularidad se extiende por Rumanía, Bulgaria (сирене), varios países balcánicos, llegando hasta Dinamarca, un gran productor de este queso que llega a exporta parte de su producción a la misma Grecia debido a su gran demanda.
Existen registros de que este queso se elaboraba desde el periodo grecorromano de la Edad Antigua Europea (desde el 332 a.C. hasta el 30). Este queso se elabora tradicionalmente con leche de oveja y en ocasiones con leche de cabra o mezcla de ambas. También pueden encontrarse elaboraciones muy limitadas hechas con leche de yegua y en su versión más industrial y de menor calidad lo podrás ver elaborado con queso de vaca, obviamente con menos sabor que los anteriores.
El queso feta es un queso fresco, por ende, no tiene corteza, tiene una textura blanda, pero es firme y en boca se siente su pasta granulada, este pasa por una salmuera, de ahí su punto salado, además deja notar su marcada acidez en el paladar.
Origen e Historia
Se dice que los griegos empezaron a comer queso en épocas de escasez, esto debido a que aguantaba en condiciones comestibles por más tiempo que la leche. El origen del queso feta se remonta al Imperio Bizantino; aunque su nombre “Feta” como tal aparece por primera vez en el siglo XVIII, se cuenta que por la alusión a la manera de cortar el queso en forma de tubos para conservarlo en los barriles en los que se transportaba. Tradicionalmente, los campesinos eran los que elaboraban este queso, en la península de los Balcanes a base de leche de oveja.
Como curiosidad, en la obra literaria La Odisea de Homero ya aparece descrita la elaboración del queso feta. Según esta obra, el cíclope Polifemo fue el primero en preparar queso feta. Polifemo llevaba la leche que recogía de sus ovejas en pieles de cordero de animales que tenían restos de cuajo y un día notó de que la leche se había cuajado y se había solidificado, así hizo queso por primera vez.
Desde el año 2005 el queso feta se encuentra protegido bajo su propia Denominación de Origen, esta declara que solo se puede denominar como queso feta a los elaborados en la Grecia continental y que debe ser elaborada con leches de oveja y cabra criadas de manera tradicional, esto quiere decir que deben ser alimentadas con pastos y flora de sus zonas de crianza, es decir, en Macedonia, Epiro, Isla de Lesbos, o Peloponeso. Si no están elaborados en estos lugares, aunque sea hecho con la misma leche y mismo proceso, no pueden llamarse “queso feta” y deben denominarse como “queso fresco”, “queso blanco” (en otros idiomas), “queso salado” o “queso tipo o estilo griego”.
Elaboración
Como ya comentamos, el queso Feta se elabora a partir de leche de oveja y a veces de cabra, cabe resaltar que el porcentaje de cabra debe ser menor del 30% siempre. Aunque tradicionalmente se elaboraba sin pasteurizar, actualmente la mayoría de ellos, se someten a un tratamiento térmico con la finalidad de protegerlo de patógenos. Los cultivos lácticos empleados son los Streptococcus lactis y Streptococcus cremoris. Seguidamente se le añaden los cuajos de origen animal, y se procede al cuajado, troceado, reposado y desuerado. El resultado es una cuajada que se moldea y prensa y que es madurada en salmuera. Es precisamente la salmuera la que le confiere su característico sabor salado, rasgo inherente de este queso .
El Queso
El queso feta, por su método de elaboración es un queso totalmente natural ya que por su forma de hacerlo, este no lleva ningún tipo de conservante, colorante o saborizante artificial, todo esto gracias a su “curación” en la salmuera.
Es uno de los quesos con menor contenido en grasa y cuenta con una gran cantidad de probióticos, básico para combatir las infecciones y proteger al sistema inmunológico, además de es un aliado ideal para fortalecer el sistema digestivo.
Este queso es también es rico en contenido de antioxidantes, fósforo, calcio, sodio, selenio, tiamina, ácido fólico, ácido pantoténico, niacina, magnesio y hierro, también contiene vitamina del tipo K, B6, B12, entre otras.
Gastronómicamente, este queso tiene una versatilidad increíble para la elaboración de platos o acompañamientos. Este queso ha trascendido fronteras, de hecho es parte de muchas recetas típicas de otros países en los cuales se usan quesos locales o el mismo feta y cómo no, para recetas típicas locales como el popular plato griego spanokopita, una mediterránea receta de hojaldre relleno de espinacas, huevos y queso feta, una maravilla.
Puede comerse frío como aperitivo o parte de tablas de aperitivos variados, o Marinado en aceite de oliva, en ensaladas, como la tradicional Shopska salata, acompañando verduras varias, como unas berenjenas asadas o quizás para rellenar pimientos o unas Hamburguesas, en tostadas como tentempié o almuerzos y cenas ligeras, así también Asado con tomates, infaltable en el relleno de unos Gyros, con cualquier tipo de pasta, rellena, corta o larga, acompaña tus aves y carnes con feta desmenuzado o piezas enteras asada al horno o sobre una parrilla, para terminar una comida con algunas frutas como fresas, dátiles o albaricoques o con unos puñados de frutos secos o simplemente coge un “ladrillo” de feta y rocíalo con un poco de una buena miel.