O visto desde otro lado, llevo 200 entradas (o unas poquitas menos, que en las primeras no escribía nada...) dando la chapa con mis historias y vosotros teniendo una paciencia infinita jajaja ¡Ays, que haría yo sin vosotros!
Pues lo más seguro es que estaríamos comiendo todas las semanas lo mismo, sin variar más allá de una receta que encontráramos curiosa y nos diera por probarla... La verdad es que el blog ha cambiado muchísimo nuestra forma de cocinar y de buscar recetas. Miramos que nos guste a nosotros (por supuesto jeje) pero siempre con la idea de que no lo hayamos publicado ya, de que os pueda gustar a vosotros y, sobre todo, que no sea muy complicado prepararla.
Una misión que puede parecer fácil, pero no lo es tanto... Sobre todo cuando te quedas una semana en blanco sin saber que cocinar. Entras (bueno, entro yo) en una especie de trance-shock en bucle, mientras miras y miras miles de recetas sin encontrar alguna que te apetezca probar y publicar. Vamos, que no acabo con los ojos en blanco por que si no no podría leer las recetas. Menos mal que en esos momento mi cocinillas es más resolutivo y acaba diciéndome ¿Y si probamos....? jajajaja.
Pero bueno, espero que vayamos por el buen camino y sigamos publicando cientos y cientos de entradas más pero, sobre todo, ¡qué os gusten a vosotros! ;)
Voy a dejar ya de lado las reflexiones para hablaros un poco de esta quiche, que está deliciosa :).
Aunque se tira un buen rato en el horno, la verdad es que su preparación es muy rápida y fácil. La combinación de espinacas y salmón siempre está muy rica, pero nosotros quisimos hacer una quiche con un toque diferente, así que le añadimos las almendras en vez de piñones y un poco de queso azul ¡y quedó deliciosa!
No lleva mucha cantidad de queso azul y además no lo deshice, así que te permite ir saboreando el resto de los ingredientes y encontrarte de vez en cuando con un trocito de queso azul, con lo que no te cansas de su sabor.
A nosotros nos gustó mucho esta quiche, aunque la encontramos mejor al día siguiente, cuando nos la comimos en el trabajo sin calentar ¡qué rica!
Ingredientes (para 4 personas)
230 gr. de masa brisa o quebrada
200 gr. de salmón ahumado
85 gr. de espinacas frescas
400 ml. de nata (crema de leche)
2 cebolletas
1 huevo
1 puñado de almendra laminada o picada
100 gr. de queso emmental
30 gr. de queso roquefort
Aceite de oliva, sal y pimienta
Preparación
Pon a precalentar el horno a 180ºC. Vamos a comenzar preparando parte del relleno.
En un bol añade la nata (crema de leche), el huevo, el queso roquefort en trocitos, parte del queso emmental (reserva un puñado para espolvorearlo por encima), una pizca de sal y pimienta. Remueve todo para que se mezcle bien y reserva.
Esta vez compré la masa, pero si te apetece preparar la masa quebrada, en la receta de nuestra primera quiche tienes las instrucciones de cómo hacerla.
Engrasa el molde con un poco de margarina o aceite para que la masa no se pegue mucho y puedas servirla sin problemas. Extiende la masa sobre el molde, pégala a los bordes con cuidado y pínchala con la ayuda de un tenedor para que no se hinche. Si te sobra masa el borde superior puedes doblarla hacia dentro como hice yo, recortarla o adornarla como más te guste :).
Mete el molde en el horno unos 10-15 minutos para que se cueza la masa y reserva.
Corta las cebolletas, el salmón y las espinacas a trozos. Si no tienes las almendras laminadas, pícalas también.
Pon en una sartén a fuego medio un poco de aceite y, cuando esté caliente, añade la cebolleta picada. Deja que se poche removiendo de vez en cuando. Cuando empiece a estar un poco dorada y transparente, añade las almendras y remueve un par de veces para que se mezclen con la cebolla.
Añade las espinacas, remueve y deja que se hagan unos de minutos, hasta que reduzcan un poco su tamaño.
Por último, añade el salmón ahumado, dale un par de vueltas y retira la sartén del fuego. Yo no le añadí sal por que el salmón suele tener un sabor fuerte, pero corrígela si hiciera falta. Deja templar un poco el relleno.
Sobre la masa de la quiche añade todo el contenido de la sartén, cubriendo muy bien todo el fondo.
Sobre el relleno vierte con mucho cuidado la mezcla de nata (crema de leche), huevo y quesos que preparaste al principio, procurando cubrir toda la superficie. Espolvorea el resto de queso emmental rallado por encima.
Métela en el horno hasta que veas la parte superior bien dorada. A nosotros nos tardó unos 50 minutos.
La puedes servir tanto caliente como fría, está buenísima de las dos maneras :).