Bueno, pues llega un nuevo reto de cocina. El reto “Cocina de Película”. El juego consiste en cocinar un plato que aparezca en la película propuesta. ¡Divertido! ¿verdad? Este mes la propuesta ha sido “American Cuisine” una película de 1999 que va de un joven cocinero del ejército norteamericano con grandes ambiciones culinarias que, después de ser despedido por insubordinación, llega a Francia dispuesto a convertirse en el mejor aprendiz del famoso y excéntrico chef Louis Boyer. La película gira en torno a la relación del protagonista, y la hija de Boyer. Aunque la película prácticamente se limita a la fórmula de pareja con miembros procedentes de ambientes muy distintos y con padre gruñón y sobreprotector. El calor de los fogones y el mundo profesional de la alta cocina (estrella Michelin incluída) le confieren un extra de interés . Si queréis ver lo que han hecho mis compas de reto, pincha AQUÍ.
Había muchísimas preparaciones que se podía preparar inspirándome en esta película pero me decidí por una en cuanto la oí en la película. Hubo otra que me llamó mucho la atención pero tenía como ingrediente básico los melocotones y en mi zona todavía no se ven en los supermercados: Melocotones asados con helado de vainilla y salsa de frambuesa adornados con miel fresca. Suena bien ¿A qué sí? Pero, bueno, preparé esta receta y la única diferencia es que en la película utilizan langosta en lugar de bogavante. Y os cuento lo que he hecho:
Ingredientes para 4 personas
Para el ravioli:
300 gr. de harina
3 huevos
sal
aceite
Para el relleno:
1 bogavante grandecito
100 g de carne de gambas
1 cebolla
1 cucharada de harina de maíz
100 ml de vino blanco
Mantequilla
Salsa:
4 cucharadas de salsa de soja
mantequilla
el zumo de un limón
jengibre
cilantro
pimentón
Preparación:
Formamos un volcán con la harina y hacemos un hueco en el centro donde ponemos un poco de sal, un chorreón de aceite, y los huevos.
Trabajamos con las manos incorporando la harina en el centro y formando una masa. Podemos añadir agua si la masa queda seca o harina si está demasiado pegajosa. Hacemos una bola
y la dejamos reposar una hora tapada con un film.
Mientras, cortamos el bogavante
separando la cabeza y las pinzas del cuerpo. Desechamos la cabeza. En la película decía que simplemente escaldaba el cuerpo y las pinzas durante 15 segundos en agua hirviendo. Yo he preferido hacer una salsa: sofriendo primero una cebolla picada en mantequilla.
Luego se añaden las gambas
y luego la carne del bogavante cortada en cuadrados.
Cuando estén unos segundos, añadimos el vino blanco y lo dejamos reducir.
Añadir la harina de maíz finalmente para espesar la salsa.
Reservamos.
Volvemos con la masa: poniendo un poco de harina sobre una superficie la aplanamos con un rodillo: Yo he utilizado la máquina de pasta (que para eso soy mari-maquinitas). Se sigue hasta obtener una fina sabana y la cortamos en tiras del doble de ancho que deseemos que sean nuestros raviolis (por ejemplo, si queremos unos raviolis de 3 centímetros de ancho, cortarlas a 6 centímetros).
Cortamos el tamaño que queramos. Ponemos montoncitos de la pasta de bogavante encima de las tiras de pasta.
Pintamos alrededor de la carne con agua para que cuando los cerremos la pasta se pegue y no se abran. Doblamos la tira por la mitad
y la dejamos caer sobre los montoncitos de carne. Presionamos el perímetro de cada ravioli con un tenedor para sellarlos.
Los reservamos mientras hacemos la salsa. En una sartén ponemos mantequilla,
la derretimos
y añadimos la soja y el zumo de limón sin dejar de remover.
Cuando empiece a estar caliente poner un poco de cilantro
y media cucharadita de pimentón. Seguimos removiendo.
Unos minutos antes de comer, ponemos abundante agua al fuego y cuando hierva, cocemos la pasta cuatro minutos. La escurrimos y la aliñamos con la salsa.
Mi opinión: La salsa ha sido todo un reto. No tenía nada claro si iba a estar bueno. Debo decir que estaba buenísimo. Para mejorar el plato para los gustos de mi casa, la próxima vez que lo haga, trituraré la salsa interior para que quede suave y quizás le añada algo de nata (crema de leche).
Este plato tiene mucho trabajo porque tiene tres elaboraciones distintas y porque el hacer la pasta fresca requiere su tiempo. De todas formas, estoy comprobando que cada vez me gusta más este tipo de pasta y, si tengo tiempo, es preferible disfrutar de una buena comida, aunque sea algo tan sencillo como unos raviolis.