Cada tipo de refresco se adecúa a ciertas ocasiones y circunstancias. Los podemos disfrutar sin cafeína antes de ir a dormir, light, por si nos preocupa el peso, con propiedades afrodisíacas para una noche a la luz de las velas, o con vitaminas, para desayunar y empezar el día con energía. De todas formas, es obvio que la moda de las bebidas carbonatadas ha calado en nuestra sociedad desde hace muchos años y la finalidad para la que se crearon, la de refrescar, cada vez es menos necesaria. Ya no necesitamos excusas para disfrutar de este tipo de productos.
El refresco más popular
A mediados del siglo XIX, cuando el té con hielo, los zumos o el agua eran las únicas bebidas que cumplían la función de refrescar, muchos empresarios sagaces se dieron cuenta de que las bebidas frías podrían tener una gran aceptación en el mercado.Y así fue, sobre todo, desde que aparecieron los primeros refrescos de cola, de éxito instantáneo para la población. Se dice que el origen de la popular coca-cola se encuentra a finales del siglo XIX, cuando un farmacéutico ideó su fórmula a partir de vino y hoja de coca. El objetivo era crear un líquido excitante y energético.
Pronto se comercializó, publicitándose como un buen remedio para activar el cerebro. El siguiente paso fue mezclar la fórmula con soda y sustituir algunos ingredientes por otro tipo de extractos. Y así nació una de las bebidas más populares en todo el mundo y, a la vez, la más desconocida, ya que su receta es un secreto de alto nivel. La brecha abierta por esta bebida sirvió para aumentar la variedad de sabor de estos productos.
Cuando las grasas, los azúcares y el peso ideal pasaron a convertirse en las preocupaciones fundamentales de una sociedad opulenta como es la occidental, salieron al mercado los refrescos ligeros o bajos en calorías, cada vez más populares y más vendidos.
Entra en lo desconocido
Muchas veces, los ingredientes menos beneficiosos de los alimentos y bebidas son los que no se ven a simple vista: aditivos, conservantes, colorantes y potenciadores de sabor que sirven para hacer más atractivo el producto y, a la vez, dejarlos vacíos de compuestos alimenticios. En resumen: muchas burbujas y pocas propiedades nutritivas.Este inconveniente dejará de ser una preocupación si consigues elaborar en casa refrescos, a tu gusto y sin mucho esfuerzo. Con un poco de imaginación y maña, las bebidas estarán en su punto en muy poco tiempo. Usando hierbas aromáticas, hielo, zumos de frutas, leche, azúcar, chocolates, frutos secos, podemos crear nosotros mismos refrescos sanos y naturales.
Un ejemplo son los sorbetes y granizados, típicos del verano, y que nos permiten deleitarnos con sabores muy atractivos. Sólo tenemos que elaborar mezclas de frutas, café o chocolate con agua y azúcar, y dejarlos en el congelador hasta conseguir el punto de cristalización deseado.
Ricos y tradicionales
Muchos países disponen, dentro de su gastronomía más típica, de populares refrescos que están repletos de ventajas: están preparados con ingredientes naturales, son muy saludables y nutritivos y, sobre todo, calman la sed, que es la función principal que se les exige.Un ejemplo típicamente valenciano es la horchata, elaborada con chufas, un fruto que esconde en su interior un jugo muy alimenticio. Asimismo es tradicional la leche merengada, un refresco propio del Levante que se hace a partir canela, leche y limón.
Aquí no acaba la oferta: cócteles sin alcohol, limonadas, piñas coladas ligeras, tés helados, infusiones frías. Dispones de un amplio catálogo de matices y colores en estas saludables bebidas, que no sólo calmarán la sed de tu garganta, sino que nutrirán debidamente tu organismo.