Hay recetas fáciles, tan sencillas de hacer que luego nos parece increíble que estén tan buenas. Eso es lo que pasa con estos rollitos de plátano y la cuestión es que fue una de esas recetas que se te ocurren en un momento porque te sobran unas hojas de pasta filo y te preguntas que puedes hacer con ellas. Claro que también se dio la casualidad de que tenía un montón de plátanos en el frutero y gracias a ello pude hacer este riquísimo postre.
Y no es que sea fácil encontrar la pasta filo porque no hay muchos sitios donde la vendan pero, si la ves, no dudes en comprarla porque se pueden hacer muchos platos, tanto dulces como salados y todos van a quedar deliciosos.
Rollitos de plátano con pasta filo
Ingredientes
6 láminas de pasta filo
3-4 plátanos maduros
6 cucharadas de azúcar
30 g de mantequilla
Preparación de los rollitos de plátano con pasta filo:
Fundimos la mantequilla en el microondas o en un cazo al fuego y la vamos a utilizar para pintar las láminas de pasta filo. Las extendemos sobre la mesa y pintamos la primera con la mantequilla por la cara de arriba.
Entonces la doblamos a lo ancho de forma que tengamos una lámina doble y, en un extremo pero sin llegar a los bordes, ponemos dos filas de rodajas de plátano cortadas finitas.
Sobre el plátano espolvoreamos una cucharada de azúcar. Hemos puesto una cucharada grande aunque no demasiado colmada.
Entonces vamos enrollando metiendo los bordes hacia dentro. Mientras los hacemos todos los podemos ir dejando en un plato tapados con un paño húmedo, porque la pasta filo es muy delicada y enseguida se reseca.
Cuando los tengamos todos hechos los pintamos de nuevo con mantequilla por los dos lados. Los metemos al horno precalentado a 180º de 15 a 20 minutos, les vamos a dar la vuelta a media cocción para que se doren por los dos lados.
Durante el horneado el azúcar se deshace y se carameliza el plátano, a la vez que impregna la pasta filo que tendrá un sabor delicioso. Al sacarlos del horno los dejaremos sobre un plato porque si los ponemos sobre papel se nos pueden pegar. Es mejor comerlos cuando aún están templados, aunque también están ricos después.