Estos roscos son duros, pero sólo el día que se hacen, luego, con la humedad que tenemos por aquí, van poniéndose más tiernos. Aunque a mí me gustan más cuando están recién hechos.
Antes, los carritos de chuches que pasaban entre el público que estaba viendo las procesiones, los vendían, colgados de un palo o bien, puestos en torre, ya hace tiempo que no los veo, o no me he fijado...
La verdad es que es un sabor que me recuerdan a la niñez, junto con las manzanas caramelizadas, siempre terminaba pringada y churretosa con el caramelo y llena de migas de los roscos...un desastre, vamos...
A lo que vamos, a los roscos, que si bien es cierto que hay multitud de versiones, con canela, con clavo....todos tienen la misma base, harina, huevo y anís en grano.
2 huevos
170 gr de azúcar
1 cucharita (de las de café) de levadura
1 cucharita de anís en grano
Ralladura de medio limón
1 cucharada sopera de miel, unos 20 gramos
40 gr de aceite de oliva
300 gr de harina
1 clavo
1. - En primer lugar vamos a freír el aceite con el anís y el clavo, lo dejamos enfriar y lo colamos.
2. - Encendemos el horno a 180º y hacemos la masa, mezclando todos los ingredientes.
3. - Debe quedar una pasta pegajosa.
Para manejar bien la masa, nos ponemos aceite en las manos y vamos haciendo los roscos del tamaño deseado, colocándolos en una fuente de horno con papel sulfurizado.
4. - Metemos en el horno alrededor de 15 minutos, y sacamos.
Y ya está!!!!!!!!!
Que os creíais que era más difícil????????
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