Pues casi, casi estamos acabando el año. Y ahora que lo pienso, éste es nuestro primer año juntos. Sinceramente, no me di cuenta hasta ahora.
El balance es realmente positivo. Al final, el blog ha conseguido que pueda ir recopilando las recetas que tenía y las que voy encontrando por ahí, indagando un poquito y preguntando a otros cocinillas. Era una pena ir perdiéndonlas porque irremediablemente tengo la memoria de los peces y eso unido a lo caótica y desordenada que resulto cuando guardo mis cosas…
La tarta de hoy nos obliga a abrir una nueva categoría ya que el año pasado no llegamos a tiempo de añadir una entrada para Halloween.
Hasta hace unos pocos días no me he decidido a hacer esta tarta. Me rondaba la idea de poner unos cupcakes con brujas y fantasmas, luego pensé en una tarta cementerio y al final me decanté por la calabaza. Espero que os guste.
Vamos a seguir la receta del bizcocho de yogur pero con cantidades dobles ya que la masa resultante la dividí en dos y además le vamos a poner un poco de cacao. Recordad que cuando hablo de medidas me estoy refiriendo al envase del yogur.
Ingredientes:
Para el bizcocho
2 yogures griegos naturales
4 medidas de azúcar
6 medidas de harina
6 huevos (temperatura ambiente)
2 medidas de mantequilla (punto pomada)
2 sobres de levadura
1 cucharadita de azúcar vainillada
1 pizca de sal
1 cucharadita de extracto de vainilla.
2 cucharadas de cacao en polvo.
Para el almíbar:
8 cucharadas de agua
4 cucharadas de ron
Para el frosting:
250 grs. de mantequilla a punto pomada.
180 grs. de azúcar glas.
250 grs. de queso crema (muy frío)
Colorante naranja en gel
1 cucharadita de extracto de vainilla
Para la decoración:
Fondant de colores, naranja, negro y verde.
Elaboración:
Lo primerísimo, como siempre, encender el horno a 180º C y disponer todos los utensilios y los ingredientes que vamos a necesitar, teniendo también ya tamizados el azúcar vainillado, la harina, la levadura, la sal, y en un cuenco aparte el cacao.
Mezclamos todos los ingredientes con la batidora y cuando ya tengamos la masa bien integrada, separamos dos cucharadas en un recipiente y con una espátula de silicona y con movimientos envolventes, integramos el cacao. A falta de otros moldes mejores a mano, utilicé dos cuencos semiesféricos de Ikea que embarduné con el spray desmoldante y enhariné.
Ahora hay que dividir la masa en dos mitades iguales que pondremos en nuestros moldes y sobre éstas hacemos lo mismo con la masa de cacao, sin mezclar, sólo posada.
Con un palillo de brocheta, removemos para que podamos conseguir el efecto marmolado, así al cortar la tarta se verán ambas masas.
Ahora hay que hornearlos, cuando estén hechos y eso os recuerdo que se sabe pinchando con un palillo el bizcocho (si sale limpio estarán ya cocinados) los dejaremos 10 minutos en el horno con la puerta entreabierta para que no se bajen y después los sacaremos de los moldes y que enfríen sobre una rejilla.
Mientras, podemos ir haciendo el almíbar. Os pongo cantidades, pero es muy personal. Suelo hacerlo a ojo ya que no a todo el mundo le gusta el bizcocho muy húmedo y si hay niños lo mejor es rebajar el ron con agua y luego ponerlo a hervir, sólo unos minutos, para eliminar el alcohol.
Cortamos los bizcochos por la mitad y los disponemos pensando en que al final nuestra tarta tiene que formar una esfera.
Empezamos con nuestro frosting y ponemos en el cuenco de la amasadora la mantequilla en trocitos y con el accesorio de la pala la vamos batiendo hasta que blanquee, yo le di unos 6 minutos. Añadimos el azúcar glas tamizado para que no tenga ningún grumo y aquí lo dejé unos diez minutos parando de vez en cuando para separar la mezcla de las paredes del bol. Esto hay que hacerlo varias veces. Si no, lo más probable es que tengamos la sensación de arenilla al comerlo.
Añadimos el queso crema, muy frío. Batimos un poco más e incorporamos el extracto de vainilla. Cuando esté integrado le ponemos el colorante.
Empapamos con el almíbar nuestras mitades de los bizcochos.
Rellenamos con el frosting y cubrimos con una primera capa fina recogemigas para después llevar a la nevera nuestra tarta. Allí quietecita mínimo 15 minutos.
Volvemos a cubrir con el resto del frosting y de nuevo a la nevera. En este momento, podemos empezar con las decoraciones de fondant.
Necesité 3/4 kg de fondant naranja para poder hacer la parte externa de la calabaza.
La mayoría de las figuras de fondant las hice unos días antes y las dejé secar para que endureciesen.
Los ojos y la nariz fueron tres triángulos pequeñitos de fondant negro. Para poder tener una referencia de la medida usé el molde del bizcocho. La boca, la recorté a ojo, con un cuchillo y sin plantillas.
Con cortadores hice varias hojas y luego utilicé el nervador para darles textura, con la mano las combé un poquito para que no tuviesen formas perfectas.
A este cordón, le hice tres trozos y los enrollé sobre el mango de cucharas de madera para que pudiesen quedar hechos bucles
El rabito de la calabaza lo hice según el tamaño que calculé con el molde y con una esteca lo texturicé para que no quedase liso.
Y esta es mi calabaza. Ahhhh, que no se me puede olvidar, tiene un invitado, qué os parece el gato?.
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