De nuevo una propuesta para San Valentín, en esta ocasión nos surgió la inspiración del "diamante de la temporada" de Netflix, la serie Los Bridgerton. La que es ya la serie más vista de Netflix de todos los tiempos. Una serie que tiene tantos admiradores como detractores, pero que para nosotros en casa ha sido una bocanada de aire fresco, y sobre todo un divertimento para pasar unos días agradables sumidos en un "imaginario" Londres de 1813. Nos quedan Bridgerton para rato, puesto que la serie está basada en las novelas de Julia Quinn que son 8, y por ahora ya está renovada por una segunda temporada.
En la serie, para impresionar al duque, la que quiere ser su suegra, la Sra. Bridgerton, lo invita y le prepara una tarta de grosellas, su favorita, aunque realmente creo que ni se ve en la serie la tarta. La mía ha sido de inspiración libre, un bizcocho cuatro cuartos, relleno de capas de nata (crema de leche) y grosellas. Con ella no teníamos duque a quien impresionar, pero si ganas de pasar un rato divertido, por lo que nos hemos ambientado un poco en la escena y mi hija Laura se ha vestido como si de Daphne Bridgerton se tratara.
INGREDIENTES:
Para el bizcocho:
200 gr. de harina de repostería
200 gr. de mantequilla
200 gr. de azúcar
4 huevos
1 cucharadita de levadura química
Una pizca de sal
Para el relleno:
350 gr. de nata (crema de leche) para montar
4 cucharadas de azúcar glass
Grosellas
PREPARACIÓN:
Precalentamos el horno a 170º y engrasamos un molde de 15 cm. de diámetro.
Batimos los huevos junto con el azúcar hasta que doblen su volumen, añadimos entonces la mantequilla derretida (pero no caliente, debemos esperar a que se enfríe), seguimos batiendo. Por último, vamos añadiendo la harina y la levadura tamizadas poco a poco e integrando con movimientos envolventes.
Vertemos la masa en el molde y llevamos al horno. Hornearemos durante unos 50 o 60 minutos, y comprobamos a partir del minuto 50 su cocción pinchando una brocheta en el interior del mismo. Una vez horneado sacamos, dejamos en el molde 10 minutos y después desmoldamos sobre una rejilla, y dejamos sobre ella hasta que se enfríe completamente.
Una vez frío podéis envolver en papel de aluminio y llevarlo a la nevera hasta el día siguiente, así será más fácil de cortar, aunque yo no lo hice, hice todo el proceso seguido, sólo dejando enfriar el bizcocho a temperatura ambiente durante unas horas.
Después cortamos el bizcocho en tres planchas iguales con la ayuda de una lira corta tartas desechando el posible copete. La parte de arriba la ponemos abajo del todo, para que la base quede arriba. En el vídeo que os dejo aquí debajo podéis ver todo el proceso.
Montamos la nata (crema de leche) con unas varillas eléctricas añadiendo el azúcar glass poco a poco, y una vez montada nos disponemos a rellenar la tarta.
Sobre la primera plancha de bizcocho pondremos una capa generosa de nata (crema de leche), añadimos unas grosellas por toda la capa, cubrimos con otra capa de bizcocho y añadimos más nata (crema de leche), de nuevo añadimos grosellas, cerramos con la última capa de bizcocho y añadimos nata (crema de leche) por encima y por los laterales, y con una espátula vamos nivelando la nata (crema de leche) para que nos quede distribuida uniformemente.
Después decoramos con más grosellas y con unas ramitas de flores naturales.
Espero que os haya gustado esta nueva propuesta deliciosa con la que inspirarnos para el próximo San Valentín.
Feliz fin de semana.