Con el repertorio de tartas de queso que tengo en el blog creo que está claro que en casa son nuestras preferidas.
Esta que os traigo hoy no es ninguna novedad ya que es mi tarta de queso perfecto tuneada, he cambiado un par de ingredientes y le he añadido colorante rojo para darle un toque de color.
El colorante que he usado lo encontráis en practicamente todos los supermercados, son unos tubos del Dr. Oetker, yo se lo puse entero porque no tiñe demasiado. Sí usáis colorante en gel o en pasta tendréis que añadirlo poco a poco para no pasaros con el color.
Además la mermelada que he usado es casera, esta vez no la he hecho yo, es un regalo de la madre de mi compañera de trabajo, Marta, que hace unas mermeladas espectaculares.
Os dejo la receta.
Ingredientes:
3 huevos grandes
200 gr de queso cremoso
250 gr de queso mascarpone
200 ml de creme fraîche
200 ml de leche entera
1 cucharada de maicena
8 cucharadas de azúcar
ralladura de limón
1 bote de colorante liquido rojo de Dr. Oetker
Para la base:
180 gr de galletas Digestive
120 gr de mantequilla
Preparación:
Precalentar el horno a 180 grados, calor arriba y abajo.
Trituramos las galletas ayudándonos de la thermomix,cualquier otro robot de cocina o simplemente introduciendo las galletas en una bolsa bien cerrada y pasandole el rodillo por encima.
Mezclar con la mantequilla ablandada, se puede introducir 30 segundos en el microondas.
Con esta pasta forramos la base de un molde desmoldable.
Introducir al horno durante unos 10 minutos o hasta que veamos que se ha compactado.
Mientras se hace la base vamos a ir haciendo el resto de la receta.
En un recipiente hondo vamos a poner todos los ingredientes, excepto el colorante, y los batimos con la batidora, también lo podéis hacer con la thermomix. Cuando todos los ingredientes estén integrados le añadimos el colorante y mezclamos bien, que toda la masa quede teñida.
Sacamos la base del horno y volcamos la mezcla. Volvemos a introducir en el horno durante unos 40 minutos o hasta que esté cuajada, dependerá de cada horno.
Una vez horneada, sacar del horno y dejar que enfríe sobre una rejilla. Introducir en la nevera durante 24 horas, sin desmoldar.
Es mejor dejarla todo este tiempo en la nevera ya que mejora bastante que si la tomamos recién hecha. Os aseguro que la espera merece la pena.
La desmoldamos cuando la vayamos a tomar y cubrimos la superficie con la mermelada.
Una tarta superbuena y con un colorido que llamará mucho la atención de vuestros invitados.