Seguro que conocéis esta receta, pues se hizo muy famosa el año pasado. Se trata de la Tarta de queso japonesa, un dulce que se elabora con tan solo tres ingredientes. La diferencia con otras tartas de queso, no son solo sus ingredientes, sino también la forma de elaborarla.
En mi casa, este tipo de recetas siempre triunfan, porque nos encanta el queso. Es más, la tarta de queso es la tarta preferida de mi novio, que por cierto no ha probado ni un pellizco de esta nueva receta. Seguro que esta me la guarda.
Además, con las cantidades que os doy, tenéis para una tarta muy pequeña, por lo que no os cansaréis de ella. Parece una tontería, pero a veces cuando hacemos postres o dulces, nos hartamos de ellos porque hacemos mucha cantidad o son muy grandes. Por eso, debemos procurar tener mesura a la hora de elaborarlos. Así nuestra dieta seguirá siendo equilibrada y podremos disfrutar de lo dulce sin sentirnos mal.
INGREDIENTES:
120g de queso de untar.
120g de chocolate blanco.
3 huevos.
*En realidad, estas son las medidas estipuladas, pero yo usé: 200g de queso de untar (una tarrina entera), 180g de chocolate blanco (una tableta entera) y 3 huevos. Aún cambiando las cantidades, la receta salió genial y así no me sobraba nada de ningún ingrediente.
1º. Fundimos el chocolate blanco en el microondas, en modo descongelar. Mientras vamos separando las yemas de las claras de los huevos y montamos estas últimas. Finalmente mezclamos las yemas con el queso, el chocolate y por último, las claras montadas. A medida que hacemos este proceso, ponemos el horno a precalentar a 170º por arriba y por abajo.
2º. Una vez tengamos la mezcla hecha, la posamos sobre un recipiente redondo, apto para hornos y que nos permita luego poder desmoldarla sin problemas. Yo opté por este bol de cristal, que forré con mantequilla y papel para horno en forma de círculo solo en su base. Vertemos la mezcla y lo metemos al horno, eso sí, irá sobre una bandeja honda que nos permita verter agua caliente sobre ella. Lo dejaremos durante 15 minutos a 170º, luego lo bajaremos a 160º y lo dejaremos otros 15 minutos. Para terminar con el horno apagado, pero con la tarta dentro, reposando otros 15 minutos. Luego la sacaremos para que se enfríe.
3º. Este bizcocho no solo se elabora con el calor del horno, sino también con el vapor del agua. De ahí que vertamos agua caliente en la bandeja. Con ello se consigue que el bizcocho sea mucho más esponjoso de la habitual y que le ayude a subir de forma homogénea, ya que no lleva levadura. Una vez se haya enfriado, echad sobre la tarta azúcar glass.
Como veis, es supersencilla de preparar y ahora para el invierno como que no apetece la tarta de queso típica fría, sino algo más para que lo podamos tomar con un café bien calentito, algo abizcochado, pero que sea fiel al sabor del queso. Además, yo lo combiné con uvas y más rico todavía, así que os lo recomiendo.
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