¿Conocéis el efecto "Culo veo, culo quiero"? es una expresión coloquial para definir el deseo irrefrenable de tener algo que tiene otro.
Y no se refiere a envidia, bueno un poco si, sino de conseguir algo que se ha convertido en una obsesión.
Pues algo así ha pasado con esta tarta. Se trata de uno de los postres que tiene en su carta el restaurante La Viña de San Sebastian y que debe haber notado un repunte importante en la clientela porque desde que la publicó Rosa en su blog Velocidad Cuchara, se desató una histeria colectiva por probarla y prepararla, y el muro del grupo de cocina se llenó de cientos de fotos con las tartas de todo el que la había hecho.
Y yo, me resistía, porque si bien, adoro las tartas de queso, me parecía que esta no podía tener nada que la hiciera tan especial...no había ingredientes originales, ni coberturas de mermeladas...una tarta simple de queso como muchas otras.
¿Entonces, que me ha hecho cambiar de opinión? Pues muy simple, tenía que llevar el postre a la comida familiar y pensé que era una buena ocasión para comprobar si la tarta merecía tanta fama como se le estaba dando.
Y...¡ay de mí! ¿Por qué no la habré hecho antes? Una autentica delicia de tarta, suave, dulce, una textura cremosa pero consistente, todo un placer para el paladar.
Y lo mejor, es de esas tartas que se preparan mezclando todo a la vez y que podemos hacer de un dia para otro.
Os dejo mi receta, con menos cantidades de las que pone la receta original.
INGREDIENTES:
2 tarrinas de queso crema tipo Philadelphia (unos 600 gr)
2 brick de nata (crema de leche) con un 35% de materia grasa (unos 400 ml)
4 huevos
200 gr de azúcar
30 gr de harina
PREPARACIÓN:
Ponemos en el vaso de la Thermomix o de una batidora eléctrica todos los ingredientes de la tarta y mezclamos 30 segundos en velocidad 5. Vertemos en un molde desmoldable forrado con papel vegetal.
Horneamos unos 45- 50 minutos a 180º con calor arriba y abajo y ventilador.
Comprobamos que está bien cocinada, si pinchamos con un palillo el centro y sale limpio. Quizá se mueva la zona central, pero si el palillo sale limpio es que está lista.
Dejamos dentro del horno con la puerta entreabierta hasta que se enfríe. Si la vamos a consumir al día siguiente, la guardamos en la nevera.
Ponemos la nata (crema de leche), el queso, los huevos y el azúcar en el vaso de la thermomix o batidora.
Añadimos la harina y batimos todo muy bien.
Vertemos la masa en un molde desmoldable. Yo le pongo papel vegetal en la base, así se desmolda muy bien. El mio era de 26 cm, si fuera mas pequeño habría salido la tarta mas gordita, pero con estas cantidades quedó mas bajita. Al horno.
Como la mayoría de las tartas de queso, en el horno suben mucho y luego se bajan dejando la hondonada característica de estos postres.
Mirad la textura, es muy cremosa pero no liquida.
Ahora puedo dar fe de que es una tarta exquisita. Probadla y me decís que os parece.