Hoy celebramos Halloween, también comúnmente llamado noche de brujas, de los muertos, víspera de todos los santos, etc...
El nombre, según su etimología y los escritos al respecto, proviene de la abreviación del inglés "All-hallows-eve", es decir la víspera de todos los santos. Contrariamente al pensamiento popular de que es americano, la procedencia de este festejo milenario, es celta y se remonta a siglos atrás. Su origen está vinculado a la celebración pagana del Samhain, en el que en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, se festejaba el final del verano y la temporada de cosecha para pasar a la estación oscura, el invierno. Se hacía selección de la buena cosecha para la nueva temporada, los druidas hacían grandes fogatas para ahuyentar a los malos espíritus y se realizaban diversos rituales para convocar a los difuntos a pasar al otro lado.
Más tarde, los cristianos prohibirían parte de éstas tradiciones pero se conservarían algunas costumbres, y se nombraría el día 1 de noviembre como el día de los difuntos.
En el siglo XVIII, muchos irlandeses inmigraron al norte de América, donde difundieron su cultura y costumbre de tallar las hortalizas y calabazas durante el otoño, colocaban una vela dentro a modo de farorillo, inspirándose en la leyenda de Jack-O-lantern (Jack del farol o linterna). De ahí que esa costumbre de decorar las calabazas haya perdurado hasta día de hoy y se vincule a esta fiesta.
De una mezcla de toda esta historia y tradiciones, se celebra a día de hoy lo que conocemos por Halloween, con sus dulces, sustos, trastadas y fiestas de disfraces...
En mi familia, debido a nuestras raíces canadienses, seguíamos muchas de estas costumbres modernizadas y de niños no faltaban los disfraces hechos por nosotros, los dulces caseros como los caramelos de melaza y las recetas con calabaza. Esta tarta especiada es uno de los grandes clásicos que nunca faltaba en casa por estas fechas, y tenía muchas ganas de compartirlo.
Para elaborar la tarta, hacemos un puré de calabaza casero, una receta de base muy sencilla que además sirve para muchas otras elaboraciones ya sean cremas, bizcochos, muffins o el pumpkin spice latte tan típico por esta época otoñal. Como podéis ver, el color final después del horneado es bastante oscuro, o seguramente menos naranja que otras tartas de calabaza que habréis visto, y esto es debido al azúcar de coco y la mezcla de especias, que se caramelizan un poco al hornearse. A mí me gusta que se note bien su sabor, y uso 7 diferentes, pero si prefieres que quede más suave, disminuye un poco las cantidades o utiliza sólo algunas de ellas.
En cuanto a la masa de la tarta, hace tiempo que hago tests y pruebas y no consigo dar con una de mi gusto, así que he adaptado un poco la receta de masa quebrada sin gluten de Thermomix, usando mantequilla vegetal de coco. Se hace en un pispás y da muy buen resultado, la masa se maneja muy bien y no da problemas como he tenido en otras ocasiones. Con estas cantidades, da de sobra para la base y para decorar por encima como yo he hecho con formas de hojas, para darle un toque aún más otoñal. Sé que existen cortadores con diversas formas de hojas para hacer galletas etc, aunque estas las he hecho con mis manitas, mucha maña, paciencia e imaginación y un cuchillo de sierra.
Al hacer todo casero, lleva varias elaboraciones y etapas, así que empezaremos haciendo el puré de calabaza, después la masa, y finalmente el relleno.
Así que como ves esta suculenta tarta de calabaza especiada es 100% casera, sin gluten ni lácteos, y es vegana. Queda cremosísima y súper sabrosa.
Si quieres lucirte aún más, puedes acompañarla con un poco de nata montada (crema de leche), a mí me encanta con nata (crema de leche) de coco.
Así que ahí va, ¡que tengáis una noche de Halloween de miedo! :D
RECETA DE TARTA DE CALABAZA ESPECIADA
INGREDIENTES: (Para un molde de 28cm)
Para la masa quebrada:
250 gr. de harina sin gluten (uso la de Proceli)
100 gr. de mantequilla vegetal de coco a temperatura ambiente
100 gr. de agua
1 cucharadita de levadura en polvo sin gluten
1 pizca de sal rosa del Himalaya
1 pizca de azúcar integral de cañaPara el relleno:
3 cups-tazas (750ml) de puré de calabaza (usé 1 calabaza y 1/2 tipo butternut)
2 cucharadas de harina fina de maíz (Maizena)
1/4 cup-taza (60ml) de sirope de arce
1/2 cucharada de aceite de coco virgen, líquido
1/2 cup-taza( 125ml) de azúcar de coco
1/2 cucharadita de sal rosa del Himalaya
1/3 cup/taza (80ml) de leche de arroz o almendras
Especias: 1/2 cucharadita de cardamomo en polvo; 1/2 cucharada de nuez moscada; 1 cucharada de canela; 4 clavos de olor molidos; 1/2 cucharadita de anís estrellado; 1/2 cucharada de jengibre en polvo y una pizca de pimienta de Jamaica (1 grano pequeño molido)
ELABORACIÓN:
Primero hacemos el puré de calabaza. Precalienta el horno a 200ºC.
Corta longitudinalmente la calabaza, corta y desecha los extremos. Retira las semillas y filamentos. Pincha varias veces con un tenedor, tanto por la piel como el interior.
Coloca en una bandeja de horno o fuente boca abajo. Hornea durante 40-45 minutos o hasta que veas que está muy cocida y blanda. Mientras vamos haciendo la masa quebrada.
Vierte en la Thermomix o procesador en este orden: la harina + mantequilla + agua + levadura + sal + azúcar. Si usas Thermomix bate durante unos 13 segundos a velocidad 6-7. Saca y forma una bola grande, cubre con film y guarda en la nevera unos 10 minutos. Si no, amasa con tu procesador o batidora eléctrica con varillas para amasar.
Mientras seguimos con el puré de calabaza. Sácala del horno y bájalo a 180ºC, retira toda la pulpa y desecha la piel. Tritura con batidora y cuando se haya enfriado coloca un bol grande con un colador por encima y una bolsa de nylon como las de hacer leche vegetal o un paño muy fino y limpio, vierte todo el puré de calabaza dentro y deja que se vaya colando todo el exceso de agua, puedes dejarlo una o dos horas.
Después vierte el puré en un bol y añade el sirope de arce, las especias, el aceite de coco, la sal, el azúcar, diluye previamente la maizena con la leche y después añade también al resto, mezcla todo bien con una varilla y reserva.
Saca la masa de la nevera y en una superficie limpia coloca film transparente por encima y debajo y ve amasando con un rodillo hasta estirarla y que no quede demasiado gruesa, para que cubra el fondo y borde del molde. La masa sobrante se puede usar para decorar o hacer alguna tartaleta aparte.
Humedece con agua los bordes del molde para que la masa se pegue bien. Pincha con un tenedor por la base de la masa para que no suba al cocerse, pinta con leche para que se dore un poco y mete al horno durante 10-15 minutos.
Retira del horno una vez pasado el tiempo y vierte la mezcla de calabaza de manera uniforme. Puedes hacer la decoración que quieras con el resto de la masa sobrante, o dejarla sin nada. Pinta con un pincel las decoraciones con un poco de leche o huevo para que quede doradita.
Mete al horno a media altura y deja cocer durante 45-50 minutos. El centro debe estar bien cuajado cuando vayas a sacarlo, para comprobarlo puedes pinchar con un palillo, debe salir casi limpio. A medida que después se vaya enfriando, ésta irá cuajando más y quedará más firme.
Deja reposar al menos una media hora para que termine de asentarse. Puedes guardarla en la nevera y a la hora de servir cada porción darle un calentón en el microondas de 1 minuto o caliéntala entera en el horno a temperatura media.