Todo esto viene para hablaros de las galletas oreo, nunca he buscado la receta, la verdad es que no se si la hay, que seguro que si, pero para seros sincera no se si la quiero encontrar, jeje, a mis hijos les encanta esas galletas y a mi ya ni os cuento, con esas estoy siguiendo el consejo de Cuca, las pongo en el mueble más alto y escondidas para que yo no las vea, a mis hijos les digo donde están para que se las cojan y se las coman, pero que no las bajen, jaja, lo que hay que hacer para no devorarlas.
Hace ya mucho tiempo que tenía ganas de hacer esta tarta, bueno, esta es una de ellas, hay varias a las que no me resisto y os aseguro que caerán, jeje. Esta de hoy es muy sencilla de hacer y es de las clásicas fresquitas que apetecen mucho con estas calores, no hace falta que os diga que no va a durar mucho, vamos al lío que se me hace sopa en vez de tarta....jeje
Feliz fin de semana ¡¡¡
Ingredientes:
Base:
50gr
Mantequilla sin sal
110gr
Galleta oreo
Relleno:
80ml
Leche
500ml
Nata (crema de leche) de repostería
40gr
Azúcar glass
8
Hojas de gelatina
Crema de las galletas utilizadas para la base y la cobertura
Cobertura:
70gr
Galleta oreo
Preparación:
Para esta receta necesitaremos comprar las galletas oreo de doble crema.
Lo primero que haremos será preparar nuestro molde, yo para este receta he utilizado un molde de 20 centímetros de diámetro, en la base le he puesto papel vegetal y por los lados lo cubriremos con una laminas acetato.
Ahora cogemos las galletas y las iremos abriendo, la crema la reservamos, en total necesitamos 180gr de galletas sin la crema.
Cogemos 110gr de las galletas y las ponemos en la picadora, y las picaremos hasta que se deshagan por completo. La mantequilla la ponemos en un cuenco y la fundiremos metiéndola en el microondas, le daremos intervalos de segundos hasta que se nos derrita bien.
Ponemos la galleta en un bol y añadimos la mantequilla derretida, mezclamos todo bien.
Ahora cogemos nuestro molde y ponemos la mezcla que acabamos de preparar, repartimos bien sobre toda la base y la aplastamos con ayuda de una cuchara, seguidamente metemos el molde en la nevera.
Mientras se enfría la base prepararemos el relleno, empezaremos cogiendo un cuenco le ponemos agua y ponemos las hojas de gelatina para que se hidraten.
Ponemos un cazo al fuego con la leche y la crema de las galletas que teníamos reservadas, también añadiremos el azúcar glass, lo dejaremos a fuego medio hasta que la crema de las galletas se funda con la leche y el azúcar, con ayuda de unas varillas pequeñas iremos removiendo para ayudar a fundir.
Una vez esté listo retiramos del fuego, cogemos las hojas de gelatina las escurrimos para quitarle todo el agua posible y las añadiremos al cazo y removemos hasta que se fundan bien, reservamos y dejamos que entibie.
Mientras cogeremos un bol donde pondremos la nata (crema de leche) y con ayuda de unas varillas eléctricas o con varillas a mano montaremos la nata (crema de leche) a punto de nieve.
Ahora cogemos la crema que tenemos en el cazo y comprobamos que este más bien fría y si es así, la añadimos en el bol donde tenemos lata, con ayuda de una lengua y con movimientos envolventes mezclaremos bien.
Sacamos el molde de la nevera y añadiremos el relleno, repartimos bien y lo volvemos a meter en la nevera y lo dejaremos entre 4 y 5 horas.
Transcurrido el tiempo comprobaremos que la tarta este consistente entonces cogeremos las galletas que teníamos reservadas para la cobertura, las ponemos en la picadora y las moleremos bien hasta formar como una harina.
Sacamos nuestra tarta de la nevera y añadiremos nuestra galleta molida por encima, volvemos a dejar en la nevera hasta la hora del emplatado.
Ya solo nos queda desmoldarla y colocarla sobre la bandeja que tengamos pensado presentarla.
Lista para comer.
¡Buen provecho!
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