¡Qué barbaridad, otra vez 25!
Los días corren que se las pelan. No sé a vosotros, pero a mi los días se me pasan volando. y no me entero. Cuando quiero darme cuenta estoy comprando los ingrediente para un nuevo Reto "Alfabeto Dulce".
Últimamente además estoy tan liada que voy con la lengua fuera a todos los sitios y en la preparación de la receta del reto de hoy no podía ser de otra manera. Me encanta participar tanto en el reto de #reposterasporeuropa como en el mío. Me obligan a pensar, a documentarme, a descubrir e innovar recetas, pero hay meses que tengo la impresión que no voy a llegar, aunque al final no sé como lo hago pero salvo el obstáculo del tiempo.
Menos mal que en verano todos tendemos a preparar recetas menos complicadas y con estos calores mucho más. Me he negado en rotundo a encender el horno y he aprovechado estas altas temperaturas para elegir la opción de preparar una tarta helada, fresquita para poner el broche final a una de las comidas de este fin de semana.
Además los melocotones y las frutas de verano en general son refrescantes y dulces a la vez. Además el colorido cuando vas a la frutería es de lo más variado. Son frutas que te entran por los ojos pero es que además son sabrosísimas y la mayor parte de ellas muy jugosas.
Por eso yo aprovecho y en mi casa en esta época del año no faltan, sandías, melones, melocotones, albaricoques, fresquillas, piña... A mi como seguramente a algunos de vosotros, me da pereza cortarlas, así que he descubierto un sistema estupendo (sólo apto para algunas frutas que no se oxidan).
Cojo un táper grande y corto por completo una sandía, un melón o una piña quitándolas la cáscara y cortándolas en trocitos. Luego pongo el táper en el frigorífico y cuando queremos fruta fresquita ya la tenemos cortada. Además abulta mucho menos y ganamos en espacio, que en cuanto colocamos dentro de la nevera una sandía y un melón, ya tenemos una bandeja del frigorífico ocupada.
Y como os decía, voy corriendo, así que no me voy a enrollar más y voy a dejaros ya con esta receta tan sencilla y tan rica, que seguro prepararéis, si no es con melocotones será con otra fruta de verano, que como siempre os digo, hay que aprovechar y consumir las frutas de temporada.
INGREDIENTES
Para el melocotón caramelizado
4-5 melocotones
100 gr. de azúcar moreno
1 taza de agua
Para la crema de caramelo
200 gr. de leche condensada
250 ml. de leche semidesnatada
1 cucharada de Maizena
3 yemas de huevo tamaño L
1 cucharada de extracto de vainilla
Caramelo líquido o salsa de toffee (casera)
Para la chantilly y la decoración
3 claras de huevo
50 gr. de azúcar
250 ml. de nata (crema de leche) líquida para montar 35% M.G.
Obleas
ELABORACIÓN
Para preparar el melocotón caramelizado, pelamos los melocotones y los ponemos en un cazo con el azúcar moreno y el agua. Llevamos al fuego y dejamos que empiecen a hervir. Bajamos el fuego y dejamos que se vaya consumiendo el agua y formándose un caramelo con el jugo del melocotón y el azúcar.
Preparamos un molde desmontable con un papel de horno en la base. Ponemos una primera capa de melocotones caramelizados, escurriendo un poco el caramelo que guardaremos para el final con una cuarta parte de los melocotones. Metemos en el congelador una hora.
Mientras preparamos la crema de caramelo. Disolvemos la Maizena en un poco de leche. Ponemos en un cazo la leche y la Maizena disuelta. Agregamos la leche condensada, las yemas y la vainilla y llevamos a ebullición sin dejar de batir con las varillas. Reducimos el fuego y dejamos que cueza unos 4-5 minutos moviendo la crema con una cuchara de madera. Añadimos el caramelo líquido o toffee casero si tenemos en casa, al gusto y mezclamos bien.
Pasamos la crema a un recipiente de cristal, para que se enfríe y la cubrimos con papel film "a piel" (para que no se forme una película en la parte superior).
Cuando esté fría, vertemos una capa de crema de caramelo sobre los melocotones y congelamos toda la noche.
Para hacer la crema de chantilly, ponemos las claras en el baso de la batidora de pie y batimos a velocidad alta hasta que se formen picos. Añadimos el azúcar y seguimos batiendo. Posteriormente agregamos la nata (crema de leche) líquida y batimos a menor velocidad,
Vertemos la chantilly sobre la crema congelada y metemos en el congelador 1 hora más. Decoramos con trocitos de melocotón caramelizado y el resto del caramelo.
Desmoldamos la tarta, sumergiendo un poco el molde en agua templada y colocamos la tarta en un plato o cake stand.
Cortamos trozos de obleas y los vamos colocando alrededor de la tarta de manera irregular.
¿Veis como no os engañaba? Es una tarta sencilla de preparar y que apetece por no ser nada dulzona ni pesada, y además helada, que es lo que pide este tiempo que nos acompaña, recién estrenado el verano.
Hacedme caso y preparadla, si no es con melocotones, con cualquier otra fruta. También podéis cambiar la crema de caramelo y hacer una de chocolate por ejemplo o una mousse y sustituir las obleas por frutos secos, por barquillos o dejar la tarta simplemente desnuda.
Ya he recibido alguna de vuestras propuestas, y de verdad son magníficas. Espero que os guste a vosotros también esta tarta, tanto como a mi me han gustado los postres que habéis preparado para la ocasión.
¡Que empiecen a desfilar esos postres!