No me voy a cansar nunca de decir que la decoración es muy importante para darle un valor añadido a una tarta, para que cree ese efecto wow, que quede bonita y maravillosa.
El sabor por supuesto que es importante, lo más!!!, pero hecha la tarta, que suponemos que está ya muy rica, si la vestimos bonita luce el doble, o el triple!
Hice un carrot cake que está de muerte, tenéis la receta aquí. Si no la habéis probado, ya estáis tardando, la canela y la nuez moscada le dan un sabor riquísimo.
A nosotros nos encanta, nos chifla!, y además viene genial para decorar, porque al cubrirla con la crema de queso queda una tarta blanca, como un lienzo en blanco, preparada para darle color y decorarla hasta donde llegue tu imaginación.
Para darle el toque invernal a la tarta utilicé:
-mandarinas, una pelada y la otra pelada la mitad
-ramas de canela atadas con un cordel
-nueces
-grosellas
-romero
-bombones Raffaello de Ferrero, como están cubiertos de coco parece que están nevaditos
-copos de nieve de fondant
-azúcar glas para espolvorear y crear el efecto nevado
El azúcar glas lo espolvorearemos con un colador, no vale tirarlo directamente del bote porque no queda igual.
Tened en cuenta que las frutas irán abosrviendo el azúcar glas, por lo que es mejor no ponerlo con mucha antelación. En la última foto, con el corte de la tarta, como ya habían pasado varias horas, las grosellas ya no están cubiertas de la nieve de azúcar.
Este tipo de decoración serviría también para hacer una tarta navideña, el verde con el rojo y la nieve te transporta a la Navidad, qué bonita quedaría en la mesa de Nochebuena!.
Apuntado queda para las próximas fiestas.
Y para acabar os dejo una foto del corte de la tarta, ¡es que más buena no puede estar!