Hola amigas y amigos, aquí teneis unas de mis últimas creaciones. Tenía muchas ganas de hacer esta tarta porque como ya os he dicho muchas veces soy muy, muy golosa, así que todo lo que tenga una pinta que se salga me atrae tremendamente, jajajajaja y estoy dándole vueltas a la cabeza hasta que la hago, tengo empeño en hacerla, no sólo por probar cómo estará sino por saber cómo se realiza, cómo un simple merengue y una simple nata montada (crema de leche) pueden transformarse en algo tan delicado y buenísimo.
Y encima, ésta tiene historia que ahora os cuento.
Esta tarta, como muchas otras tiene una historia detrás y como muchas otras, también, hay diversidad de opiniones sobre su procedencia.
Se disputa la procedencia entre Australia y Nueva Zelanda, pues ambos países consideran que quien ideó la receta es nacido en su territorio.
El postre Pavlova es una receta muy tradicional en ambas culturas. Frecuentemente se la relaciona con la primavera y el verano pero se come durante todo el año, ya que gracias a los invernaderos tenemos fruta fuera de temporada.
Algo de lo que no hay duda es que quien ideó este postre lo hizo en honor a la bailarina rusa Ana Pavlove. Según escribe el biógrafo de la bailarina, cuando ésta se encontraba en su gira mundial de 1926, durante su estancia en Nueva Zelanda, el chef del hotel donde Ana Pavlova se hospedaba inventó este postre para sorprender a la bailarina. Postre ligero y suave como sus bailes.
Bueno pues ya sabemos algo más de esta estupenda tarta de crujiente merengue y suave nata (crema de leche), mezclada con el ácido de la fresa o frutos rojos.
Un besito.